“Al
final Jesús era un copado. Era re hippie. Sus fans son medios forros” Cielo.
El
Durazno
![]() |
Foto panorámica del Durazno by Cielo |
Luego de un viaje
extenuante, llegamos a los valles de Calamuchita, más precisamente al Durazno.
Como ustedes sabrán, el Durazno es una pequeña aldea de Villa Yacanto, que se
encuentra al pie de las sierras de los comechingones, atravesada por un río de
nombre homónimo, de aguas frías y cristalinas.
El río, que
tiene cascadas, playas y ollas de agua color verde esmeralda, está rodeado de
fresnos, espinillos, pinares verdes y un cordón montañoso de fondo.
Comentarios
del Camping “Doña Layda”.
“Este lugar no cuenta ni con la más mínima
infraestructura. Lo cual, sobre todo, para aquellos que no sufren privaciones,
ni las han sufrido, contribuye a la mística del lugar o a su disfrute
sustentable. Nada que ver, ecología mal entendida o el drama del turismo en
barrios vulnerables y con precios por día en dólares. No te dan nada y te cobran
todo, literal. La carga de celular cien pesos, los 100 gramos de papa fritas
Marolio cuatrocientos pesos. ¿¡Qué se le va a hacer!? Ni el administrador del camping es
consciente que no tenía luz eléctrica por falta de inversión pública, afirmaba
que era una característica de las zonas de montaña, un pendeviejo, con gafas
espejadas, cual Nico Magaldi, conductor del canal KZO” . Después nos
preguntamos porque funciona tanto el discurso “hueco” de la derecha, con todos
los streamers y los giles como voceros…”
“Te cobran siete mil quinientos pesos por
dejarte poner la carpa en un pedacito de tierra. Si me pongo hacer cuentas,
serían 225.000 pesos por mes, por cuatro metros cuadrados. Por ese precio podría
vivir en Santa Fe y Las Heras, con amenities muchachos. La maldita cultura
neoliberal se convirtió en sentido común para las clases populares cordobesas.
El Estado brilla por su ausencia y el capital, sólo el capital, desarrolla sus
inversiones para la clase turística pequeña burguesa; mientras tanto, los
trabajadores debemos ir a un baño químico y limpiarnos en el río.
Día
2
Después de
bañarnos en el río de los comechingones, cobramos algo de fuerza y bajamos por
la ruta serpenteada hasta Santa Rosa de Calamuchita. Al llegar, el pueblo
estaba lleno de turistas, luego de recorrer y preguntar y preguntar, pudimos
conseguir un Dormis para tres personas en el Camping “Los Álamos”. ¡Qué alivio
para nuestros cuerpos! Apenas toqué el colchón, mis músculos se rindieron y
pude dormir como un bebe recién bañado la noche entera.
“Este lugar
es para aquerenciarse” dijo Gripi.
Camping
“Los Álamos”
El camping Los Álamos,
es súper accesible y cómodo, cuenta con dos quinchos, cocina industrial,
heladeras exhibidoras para guardar bebidas y alimentos, baños con bidet; vuelvo
a repetir “bidet”, lo cual tanto a Gripi, Cielo y a mí, nos parece un acto de
generosidad enorme. También cuenta con duchas grandes e individuales, y lo
mejor de todo, acceso directo al río Santa Rosa.
El
Pueblo
Los caminos de tierra se bifurcan y se vuelven
a unir en Santa Rosa. El pueblo es boscoso, de una vegetación exuberante. Hay puentes
colgantes y badenes para que el agua corra. El centro comercial está explotado
de turistas. Se ve que el lugar es muy concurrido por santafesinos y cordobeses.
Hay un bowling, fichines, un Banco Córdoba, un Banco Santander, una parroquia y
muchísimos negocios.
“Las
piedras en el río parecen papas en la sopa” Gripi.
Radio
Calamuchita
“Solo
te puedo decir que me cagaste la vida...” Los cuartetos que
suenan en radio Calamuchita tienen todos la misma temática “Yo me enamore de ti, sin saber que no me
querías”. El chabón despechado, le canta a la mujer que lo lastimó, que lo
abandonó. Muchachos, tratemos de salir del lugar de víctima. A nadie le
interesa que te hagas el sufrido, campeón.
Supermercado
Efa
En la fila de la caja
del supermercado Efa, nos cruzamos con una viejita hermosa, que buscaba una
mayonesa en la góndola.
“Lo que pasa
es que hoy tengo visita” dijo la señora que tenía una sonrisa espléndida y unos
aros con forma de margarita en sus orejas.
“Vienen mis
nietos de Neuquén” agregó.
La señora tenía
pelo corto y un pulso eléctrico. Yo, que me contagie de su energía, exclamé:
“¡Qué suerte
la de ellos! Tienen la mejor abuela del mundo” dije y ella me miró como quien
recibe un piropo.
“¿Usted es de Calamuchita?” le pregunté.
“Si nací acá, pero después viví cincuenta años en
Rosario”.
“¿Volviste para tus pagos?”
“Claro muchacho, volví para entregar el esqueleto a
mi tierra” me contestó y se marchó, dejándome de regalo su sonrisa espléndida.
En
el río
Una pareja
de cordobeses y su hijito se acercaron a nosotros. “Me voy a meter” dijo el
niño. La madre, bien moza, le contestó: “Dale, a la noche, te recogemos por el
centro”. Mientras tanto, el padre sostenía orgulloso su vaso de calimocho y la camiseta
de Belgrano de Córdoba se relucía dorada y celeste en su pecho. “Nada más
parecido a los vecinos lanusenses, que los vecinos del barrio Alberdi” pensé.
A orillas de
río, empecé a witearle a un pinchón de mirlo, casi me come de la mano una
galleta.
Moringa
tour
En el baño del camping
Los Álamos, me encontré con la mamá de Miley. Hay un drama del que pocos
hablan, el ir hasta el baño del camping, llevar el cepillo pero olvidar la
pasta de dientes. Hay dos caminos, volver a la carpa, violín en bolsa y quedar
como una dispersa; o pedir ayuda. Fue la segunda opción, la de un Estado social
en funcionamiento, me encontré con la señora más simpática del camping, que
además, hay que decirlo, altamente mejorada del producto nazi mediático, los
rasgos físicos no se eligen, es cierto, a los padres tampoco. Pero así fue. La
señora era bajita y con una sonrisa contagiosa:“Cuando me despierto soy igual a Miley”, y si, la nariz repingada,
los ojitos color del agua de Disney y unos pirinchitos canosos conformaban la
carita de la súper pariente más cercana de nuestro muñequito Jack de Hitler.
Soberana la señora me alcanzó su pasta Close up. No quiero exagerar, así está
la Argentina. Mientras su hijo anda arengando los resentimientos más ásperos de
las clases aspiracionales argentinas, allí está su madre, haciendo socialismo
dentífrico en un camping de Santa Rosa de Calamuchita, sin twitear, pero
cambiando el mundo a su modo, bajo el lema “Ponerse en el lugar del otro”.
Como
el océano
El río
siempre es cambiante. A veces su cauce desborda, otras veces, se seca. Nunca se
sabe cómo va a estar. Ayer, luego de la tormenta, la corriente del río era
torrentosa, pero hoy está calma y ésta condición me permitió alcanzar una ojota
de una adolescente, que corría río abajo. Aunque me rompí el dedo con una
piedra, la atrapé. Claro que sí.
El Yo
también es siempre cambiante, como el río, no está atado, cual árbol a sus
raíces. No le creas nunca a aquellas personas que te condicionan con sus
expectativas, y libera a todas las personas de las tuyas.
Vos podés
ser otra persona, siempre y cuando te enfoques en eso. Obvio, hay personas que
la tienen más difícil que otras. Ya sea porque tienen una familia endogámica
absorbente; o tal vez, porque no cuentan con la ayuda necesaria, ni con un
entorno propicio. Pero la posibilidad de cambio está siempre abierta. Como el
río, que está en perpetuo movimiento, vos podés convertirte en la persona que
desees, como el río se convierte en océano…
Regreso
sin aire acondicionado
Nuestra estadía en
Santa rosa se acabó. El domingo a primera hora nos pegamos la vuelta para la
ciudad de Monte Grande. Nuestro camino de vuelta fue distinto al de ida,
siempre es así, el camino se transita pero sobre todo se siente. Por una
confusión del piloto y de la copilota y del buscador del Waze, terminamos agarrando
Ruta Nacional 8. Aunque no tiene doble mano como la Ruta Nacional 9, es mucho
más fresca, ya que está rodeada de árboles añosos y de plantaciones del dólar soja,
verdaderamente refrescan un poco más el ambiente. En cambio, la ruta 9, es una
plancha de cemento que junto al sol, te calcina como a una
suculenta en un balcón francés del barrio de Constitución.
“Julián Alvarez corazón” Cielo.
“Antes de llegar a San Andres de Giles, está
el pueblo de Heavy, que buen lugar para el recital rencuentro de Hermetica”
Mauro.
Cierre
despacio
Es lindo
encontrar un paraje en el mundo, una buena y sanadora parada. Santa Rosa de
Calamuchita fue descubierta en ese plan, parada acogedora en los veranos, los
inviernos, los otoños y las primaveras desbordadas.
En estas
vacaciones hubo muchos de estos aprendizajes, uno de los más luminosos es ese.
En los primeros viajes flasheas que vas a encontrar tu lugar en el mundo, que
alguna señal del universo te va arrastrar al cambio de tu vida. Pero con el
tiempo te satisface mucho más que el centro quede cerca, que la carga del
celular no sea con costo y con cola de gente en el horario de siesta. En Santa
Rosa encontramos la templanza de los cincuenta largos, lugar al que todavía no
llegamos, pero en el que creemos como en Los Reyes Magos. Hay muchas señales
que evocan ese pasaje definitivo a la sabiduría y la templanza. El fresquito
que sube desde el río cuando oscurece, el cambio de iluminación sincronizado
que desparrama una sábana húmeda y oscura desde el cielo, las luces de navidad
que tienen colgadas todo el año en lo alto. Sus piedras gigantes que en el
medio del río te convencen de meterte y te auxilian en los mareos furtivos de
las sierras, mojarte cien veces, secarte cien veces en las piedras enormes. En
esas piedras estaría pensando Sartre cuando escribió El Ser y la Nada, aunque el
museo de Calamuchita no lo tiene documentado.
Hemos dicho, Escondete!
2 comentarios:
Supremo relato no deje de leer ni un momento quiero mas mas mas
Qué buena onda! Gracias, muchass graciaass
Publicar un comentario