miércoles, 12 de enero de 2022

Diario de viaje a San Luis

02/01/22

Partimos en una Renault Stepway de la ciudad de Lanús a las 8.00 hs am y arribamos al pueblo Potrero de los Funes de San Luis, justo antes que anocheciera. La Ruta Nacional N° 7 fue el camino a seguir. La sensación térmica era tan alta que durante gran parte del trayecto vimos el asfalto de la carretera con agua.

Uno de los paisajes más bonitos de la ruta es la Laguna Gómez en Junín, que se muestra como una manta plateada líquida, donde sobrevuelan garzas moras, chimangos, caranchos y nadan patos en manadas. La ruta se vuelve muchos más angosta al llegar al sur de Santa Fe y Córdoba. El latifundio de soja, maíz y girasoles, se extiende por cientos de kilómetros hacia los costados de la ruta. Recién llegando a San Luis, para alivio de todes les conductores, la ruta se convierte en una súper autopista.

Foto de Cielo desde la ventanilla del auto.

 03/01/22

Don Goyo

Amanecimos en el silencioso camping Don Goyo. La característica más sobresaliente del camping es que tiene su zona de acampe justo a la vera del embalse. Del otro lado, se pueden ver las fabulosas aguas danzantes del Hotel Potrero de los Funes. Luego de contemplar el maravilloso paisaje, herví agua en nuestra pava eléctrica para luego poder beberla con Cielo y Grisel. “Supervivencia al desnudo”.

El camping Don Goyo tiene un servicio que no nombra en su página Web. Una población de lo más variada de pájaros y aves silvestres, originales y coloridos. Nos acompaña un elenco estable de renegridos, contentos con la variedad de miguitas que encuentran  barullando todo el día, como si estuvieran en un cumpleaños. El team de los Jilgueros, por momentos hace su número, pero no se dejan ver tanto, son como los famosos de vacaciones.

Descubrí que el canto del benteveo, mal llamado Bicho Feo, Martín Pescador, etc. Con varios nombres y crisis de identidad como Prince al final de su carrera, tiene un fraseo que coincide exactamente con la expresión adolescente ¡watafuck! Presten atención, el tono es el que hace la coincidencia. Aunque por momentos, algunos de los bichos feos se despegan del coro, a éstos los llamo “netamente benteveos”, deben ser los más clásicos, la vieja guardia, aquellos que no trascienden el cambio y siguen insistiendo con Bicho Feo toda la vida. Gripi.

Gripi y nuestra carpa canadiense.
 

Geografía

Potrero de los Funes se ubica en un valle rodeado por varios cerros. El pueblo abraza un apacible embalse que es el más antiguo de la provincia. Posee quebradas, saltos de agua y arroyos que descienden desde las sierras como serpientes plateadas.

Alrededor del espejo de agua se ha construido un circuito automovilístico, que es muy bonito recorrerlo de noche. Hay unas lucecitas amarillas pegadas al cerro que iluminan el asfalto.

Embalse de Potrero de los Funes
 

04/01/22

Maldición va a ser un día hermoso

El día comenzó de la peor manera. Me levantó el abrazador sol de la mañana y huí de la carpa, reptando, mientras caían gotas de transpiración de mi frente. Luego de lavarme y cepillarme los dientes, me dirigí a revisar el aceite del auto, ¡¿para qué?! Levanté el capó y saqué la varilla de medición, que limpié con un pedazo de papel higiénico. Al volver introducir la varilla se me partió. ¡La conchinchina del loro! Grité y un pato asustado chapoteó en el lago. El problema es que ya no pude sacar más la varilla para medir el aceite del motor. Esperemos que no sobrevengan problemas técnicos mayores.

El salto de la moneda.

El Salto de la moneda es una cascada de agua fría y cristalina que llena unos piletones en medio de la montaña. El sonido del agua al caer arrulla de tal manera, que uno cae en un sopor que te desmaya sobre una piedra.

Cascada del salto de la moneda 


¿Cómo llegar?

Desde el Centro Cívico nos dirigimos por una calle que se llama Los Crisantemos, cruzamos un badén que atraviesa el río (prácticamente seco). Luego continuamos camino en subida hasta llegar a una tranquera. Allí nos recibieron unos guías turísticos que trabajan para el dueño del Salto. El precio de la entrada es de cuatrocientos pesos por persona, pero es negociable. La caminata por el sendero que está marcado con aerosol rojo es de aproximadamente de cuarenta minutos. Desde los miradores del sendero se puede observar el embalse y las casitas de los alrededores.  

Cielo caminando por el sendero hacia el salto.

05/01/22

Salida de compras

Gripi compró tres metros de aislante metalizado para poner debajo de la carpa. Luego de salir de la ferretería, fuimos a una verdulería. Compramos dos paltas, medio kilo de tomates, una planta de lechuga y dos manzanas. Todo al módico precio de cuatrocientos cincuenta pesos. Eso no es todo, el verdulero nos regaló un cajón de madera para hacer fuego.

-¿Vos sos puntano? -le pregunté.

-¿Vos me ves cara de puntano? -me repreguntó.

-No, no tenés cara de puntano -le contesté.

-¿Entonces para qué me preguntas? -dijo serio.

-Es cier-to -tartamudeé.

Ante mi incomodidad comenzó a reírse a carcajadas y la situación se descomprimió. “Evidentemente es un hombre de conocimiento” pensé. Antes de marcharnos, el hombre nos preguntó:

-¿Cómo va el mundo?

-Muy mal, pero con muchas expectativas de que cambie -le dije sonriente y su mirada fulguró.

06/01/22

Villa de Merlo

Llegamos a Villa de Merlo, San Luis. Aquí si vamos a poder descansar. El canto de los pájaros, la brisa fresca constante, la sombra de los árboles reparadora y la montaña que alimenta espiritualmente el valle, te alivianan el peso de la mochila. 

“Las estrellas son las pecas del cielo” dijo Cielito al regresar de noche al hostal.

Viajar es cargar bolsos y humores y no saber bien que llevamos en cada uno, ni donde dejarlos. Renuncio a recordar donde está la pincita de depilar o como lidiar con el extrañamiento o la angustia. Merlo son dos países en una misma villa. Debajo, en el valle, los hoteles y los restaurantes ofrecen toda la felicidad instantánea, toda la música de fiesta que siempre le resulta amarga a las almas sensibles, subiendo la montaña el viento te acomoda las ideas y los huesos y de vez en cuando te sacudé las ideas. No es sopor puntano, me voy dando cuenta, es academia para las emociones. Gripi.  

07/01/22

La casa del poeta

Hoy fuimos a la casa del poeta. Qué maravilloso descubrimiento fue conocer a este poeta serrano: Antonio Esteban Agüero. En la misma casa del poeta, en un salón anexo, descubrimos los dibujos de una artista plástica, Paulina Mucetti.

El arte al servicio de la vitalidad. Si algo aprendimos desde que llegamos a Merlo, es que la montaña te da lo que necesitas, no lo que querés. La muestra de dibujos de Paulina Mucetti se llama orgánica. Según sus propias palabras, ser orgánica significa tener disposición o aptitud para vivir. Qué lindo decir las cosas como son y de lo que no se puede hablar es mejor callarse la boca.

Dibujo de Paulina Mucetti
El poeta serrano

Antonio Esteban Agüero es un poeta de principios de siglo XX. Nació en un pueblito que se llama Piedras Blancas, pegado a Villa de Merlo. Claramente, la naturaleza del lugar lo ayudó a develar su verdadero espíritu poético. Aquí algunos fragmento de sus versos:

“Rodeado de montañas siempre yo he vivido, y este vivir me ha dado un dulce sedativo: el consuelo grato como antiguo, de estudiarme el alma, de vivir en mí mismo” 

“A veces, por recordarte, le toco la piel al agua, con la yema de los dedos, con una caricia larga”.

“Yo no soy yo sino la luz que llevo, yo no soy yo sino la flor que tengo hurtada a Dios y conquistada al fuego”.

Cama del poeta
08/01/22

Armando

Mi tío Armando me cantó un verso por audio de wassap “Hago mi cama en un tobogán, pongo de almohada una miga de pan”. Sin lugar a dudas, mi tío preferido.

Hace tres noches que dormimos en cama, con sabanas blancas y limpias, en una habitación de paredes gruesas que mantienen un frescor permanente en el ambiente. La diferencia entre dormir en un colchón o sobre la tierra es sustancial. Desde que llegué al hostal, dormí todas las noches de corrido. Recién acabo de levantarme de una siesta serrana. Todavía sigo en un estado surreal. 

Los habitantes del jardín de la hostería Colonial. 

En el jardín del hostal, conocí a tres hospedantes. Uno es un chinchero, un pájaro músico obrero. Lleva su herramienta de trabajo siempre consigo. Un pico largo y curvo que le permite escarbar la corteza de los árboles y la tierra en busca de termitas y lombrices. Pero en sus ratos libres practica el arte musical. Su silbido es tan dulce como potente, “Di wuichi, whilchi, di wuichi, whilchi”. Suele andar en pareja pero nunca en bandada. Tiene sus cejas pintadas de blanco que afirman su identidad estrafalaria.

Al atardecer llega otro hospedante al jardín, un mirlo, no es de tanto conversar como el jilguero. Suele mirar detenidamente el paisaje y proyecta mucha tranquilidad a quién lo observa. Viste un traje de luto brillante y se colorea con un naranja fluo muy vivo,  alrededor de sus ojos y su pico. Como ya les anticipe, también está el jilguero, pero pensándolo bien, no creo que sea un hospedante más del hostal. Seguramente es un musiquero contratado por la administración de la hostería, ya que canta cada vez que está presente.

09/01/22

Ultimo día de vacaciones

Hoy es el último día en Merlo, mañana ya volvemos para nuestro hogar. Mientras escribo, escucho a Gripi y a Cielo hablar sobre la posibilidad de editar libros artesanales. Estamos plácidamente sentados bajo una sombra de un árbol hermoso. A diez metros está la pileta donde una nena y un nene juegan con una pelota. Mejor no se puede estar, la brisa serrana es superior al aire acondicionado por lejos.   

La de la luna

Hay ocasiones en que las expectativas superan ampliamente a la realidad, eso configuran las clásicas frustraciones. En otras instancias, no configuramos ninguna y entonces "La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida..." Y esta vez no sucedió ninguna de las dos. En el camping La Calaguala de Merlo, existe el Planetario Móvil, un emprendimiento autogestionado por dos hombres de lo más entusiastas, autodidactas, sabios y simpáticos, dignos de una película de Spielberg. En el medio de la montaña del cerro de Oro, entre la cadena montañosa de Los Comechingones y las sierras de Merlo han construido una terraza circular y mágica, donde el sol se va poniendo de a poquito. Los asistentes somos ubicados por unos nietos maravillosos que ofician de acomodadores de cine, de hecho la entrada se abona en una especie de boletería como la del cine Cosmos, para seguir con la metáfora.

Terraza del mirador a cielo abierto de Merlo.

El viento en San Luis hace lo que quiere y nos envuelve conteniendo las expectativas. No sabemos que esperar, pero sabemos que va a estar buenísimo. La charla que da Jorge resulta de lo más didáctica y clara, en pocos minutos se fue haciendo de noche y comprendí en líneas generales donde está el sol, la luna, la tierra, etc. Hay tres telescopios en el centro de la terraza que a todos nos dan intriga y envidia al mismo tiempo. Llega el esperado momento y vemos a Júpiter, que funciona como telonero de la uno.

Si, porque para algunos de nosotros, la uno, es la luna. Qué decir, nunca la había visto de cerca, tiene agujeros, parece que tuvo una infancia difícil, quien no, muchos asteroides impactaron cuando se estaba formando, ¿a quién no le pasó? Mantiene un brillo y una palidez elegante, muestra hasta donde quiere, no entendí y no avalo la teoría de que su brillo tan solo es un reflejo del sol. Claramente descubre cada noche la parte que tiene ganas y hay un lado, como lo había entendido perfectamente Gilmour antes de volverse loco, que se lo guarda para ella y no piensa entregarlo a nadie, nunca, ni por todo el oro del mundo, para seguir con la metáfora. 

Foto tomada desde el telescopio del planetario móvil de Merlo

Algunas preguntas que no alcancé a hacer por falta de tiempo y desconfianza que el auditorio no estuviera a la altura del concepto, como Galileo les seguí la corriente para que no me prendieran fuego. ¿Pero alguien se anima a explicar como hace para llegar todos los meses y limpiar tus heridas sangrando, aflojarte los temores y hacer que recuperes la esperanza? ¿Cómo provoca a las mareas por la noche y les permite a los peces disfrutar de la playa? ¿Cómo deja que moren en ella los poetas para buscar sus imágenes y los niños dormidos del fondo del aula? ¿Cómo puede hacer que algunas flores salgan de noche y algunas cabelleras recuperen fuerzas?

De eso no se dijo nada en la clase de Jorge y Nahuel, porque todavía ella no los autorizó a develar sus secretos. Pero de todos los demás aspectos científicos se explicó casi todo, Jorge y Nahuel, nos mostraron y explicaron todo el cielo, nos enseñaron muchas cosas y sobre todo nos presentaron el universo que acompaña a cada uno, aunque a veces nos olvidemos de mirar para arriba y ofrecerle una lágrima de agradecimiento. Gripi.

Hemos dicho, Escondete!