jueves, 27 de julio de 2017

Literatura bajo la ducha.

     Una persona, la cual desconozco su paradero e identidad, me recomendó telepáticamente el libro de María Moreno: Black Out. Quiero decir a esta persona desconocida que todavía no lo leí, pero que muy pocas veces me equivoco con los libros. Esto se debe a mi experiencia como lector avezado, supongo. O quizás, porque antes de comprar un libro, leo la primera oración del mismo cual si ésta tuviera la misión de revelarme un secreto. Lo cierto es que Black Out me cautivó desde el principio,  “El hombre subió al ómnibus. Llevaba una enorme jaula cubierta por un trapo negro.” El comienzo es tan bueno como el principio de La metamorfosis de Franz Kafka, "Cuando Gregorio Samsa se despertó una mañana después de un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso insecto.” Tranquilamente el comienzo de la novela de Kafka, como el libro de relatos, micro ensayos y crónicas de María Moreno, podrían presentarse como microrrelatos. Esas pocas líneas valen por si mismas, no necesitan otras oraciones que la complementen. Como el microrrelato del escritor guatemalteco, Augusto Monterroso, “Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí”. Paul Auster dijo alguna vez, que intenta dejar espacio en su prosa para que el lector la habite, que el lector se apropie de las escenas y situaciones de un libro y las aplique a sus propias experiencias.
¡Me encanta la microficción!
     Junto a mi coequiper Griselda, ideamos un montón de stickers, que contenían distintos microrrelatos en forma de viñeta. Recuerdo que pegábamos estos stickers en las publicidades del subte y las paradas del colectivo. Era muy divertido para nosotros subvertir una publicidad donde, por ejemplo, Iván de Pineda aparecía en calzoncillos diciendo “El cura de mi parroquia conquistó a mi papá”, ó una Mirtha Legrand promocionando su programa de almuerzos, exclamando: “¡Ey Gillipollas!¡Cógeme, cógeme!”, sublime… Espero que algún curioso/a lo haya advertido.


     Mientras escribo, escucho el programa de radio del periodista Reynaldo Sietecase, me llama poderosamente la atención la distancia entre los conductores radiales con la realidad de sus oyentes. No sólo Reynaldo Sietecase, también María O Donell, Matías Martin, etc, etc. Pareciera que en sus comentarios, anécdotas, enunciados, se dirigen a un oyente que no vive en el conurbano ó la ciudad de Buenos Aires, sino en la ciudad de Estocolmo, Suecia o algún terruño con un Estado robusto. Perdonen la digresión, es que me indigno con los medios masivos de comunicación, no lo puedo evitar. Griselda bromea a menudo conmigo, diciendo que el día que hagamos la revolución, antes de tomar la casa de gobierno, vamos a ser una parada técnica en las radios y canales de televisión para prenderlos fuego.
     En los últimos años, descubrí un escritor que me iluminó como pocos lo hicieron. Roberto Bolaño es el nombre del autor de la novela Los detectives salvajes. Si hay un lector desprevenido que no lo haya leído todavía, que deje todo como está y vaya corriendo a la librería más cercana a comprar o robar esta novela. Roberto Bolaño no proviene de ninguna dinastía literaria o académica, es un escritor que se hizo sólo, que lo único que heredó de su patria fue el exilio. Desde ese “no lugar” fue construyendo su prolífica literatura.
     Hace poco encontré en el canal Youtube, una entrevista a Roberto Bolaño que la recomiendo fervientemente. En la misma el escritor chileno se muestra muy suelto con sus palabras, sus gestos, hablando de literatura con un colega chileno. En el comienzo de la entrevista, el entrevistador le pregunta por los personajes principales de la novela Los Detectives Salvajes: Arturo Belano y Ulises Lima; poetas visceralistas, criminales, son algunos de los atributos de estos personajes. Lo interesante es que Roberto Bolaño cuenta que el personaje de Ulises Lima está basado, o sea, es el fiel reflejo de su mejor amigo de toda la vida: Mario Santiago, que además de considerarlo un verdadero poeta, lo define como un lector empedernido.  Lo gracioso de la anécdota es que Bolaño, en un momento, comienza a darse cuenta que sus libros estaban en su mayoría mojados. Y se empieza a preguntar ¿Es que acaso ha llovido en México? Bolaño intenta encontrar una explicación del porqué las páginas de sus libros estaban húmedas, pero no la encuentra, hasta que en una ocasión, al regresar a su pequeño departamento del DF, sorprende a su amigo leyendo debajo de la ducha con el brazo extendido. Lo que más me gustó de la anécdota es que después de escucharla, inmediatamente recordé a Ezequiel Manganelli, un ex compañero de trabajo, un lector voraz, siempre que lo encontraba, me mostraba un libro distinto. Fue instantáneo, escuché la anécdota de Bolaño y en un flashback, vi desde la ventana de un colectivo de la línea 501,  a Ezequiel Manganelli, caminando por una vereda de la ciudad de Monte Grande, con el brazo extendido, leyendo un libro.

sábado, 28 de enero de 2017

Memorias del viaje a Perú




 Lord Voldemort

Templo del sol. Machu Picchu.



09/01
Partimos a las 19.00 horas desde el aeropuerto internacional Ministro Pistarini de la ciudad de Ezeiza hacia la ciudad de Lima, Perú.
Viajamos por la línea aérea de bandera: Aerolíneas Argentinas, en un avión Boing 737 que iba hasta las manos. Minutos después de despegar, un pasajero retó a Cielo por golpear la parte trasera de su asiento. La señora que viajaba al lado de Griselda, una fila atrás, la alertó:
-Señora, señora, están llamando la atención a su niña-
Griselda se paró inmediatamente y observó al hombre con su mirada severa. El muchacho bajó su cabeza y regresó a su asiento cual serpiente de Voldemort a la cueva de las tinieblas.


La llama que llama

Llamas y alpacas en el patio de un  mercado de Cusco.


Cusco. La filosofía vitalista del hombre andino considera que lo hombres y las mujeres, los animales, las plantas, incluso las piedras, tienen el mismo nivel de hermandad por ser productos de la madre tierra. Por esta razón, aquí la llama es un miembro más en la familia tradicional cusqueña. La cholita la alimenta con mamadera de leche y alfalfa. Llevan nombres de personas, como Pablo, Pedro y Paco. El día de su cumpleaños lo celebran con mucho ahínco, chicha y cerveza. Llevan a cabo un ritual llamado en lengua quechua “Ch´allakuy y tinkay”; acto en el cual, el hombre de la familia, besa con su lengua a la llama en la boca y las mujeres adornan con cintas multicolores sus orejas. Cielo tiene una fascinación cusqueña con las llamitas de todos los tamaños, las visitamos diariamente en un campito de un monasterio regado de alfalfa. Descubrimos el edén de las llamas.



Llama alimentándose en el edén: Machu Picchu.  




 Mario Vargas Llora

Cielo y Garcilaso. Museo de Historia de Cusco.



Recorriendo el museo de historia de Cusco, me detengo a leer una frase del escritor peruano Mario Vargas Llosa, premio nobel de literatura: “El progreso no significa solo muchos colegios, hospitales y carreteras. También, y acaso, sobre todo esa sabiduría que nos hace capaces de diferenciar lo bello de lo feo, lo inteligente de lo estúpido, lo bueno de lo malo, y lo tolerable de lo intolerable, que llamamos la cultura”
El problema que no tuvo en cuenta Mario Vargas Llosa es que lo que él considera bello, inteligente, bueno y tolerable, para otros resultó ser feo, estúpido, malo e intolerable. La cultura que él considera bella no es inmune en sí al genocidio y a la esclavitud sin nombre de seis millones de aborígenes originarios. El filósofo Walter Benjamín en su tesis VII de su texto “Conceptos de Filosofía de la historia” afirma que no existe documento de cultura que no sea a la vez documento de barbarie. Mario Vargas Llosa es heredero de todos aquellos que han vencido. Hoy, participa del cortejo triunfal de republicanos peruanos liberales, que pasan sobre los que también yacen en la tierra.

Algunos referentes culturales peruanos dejan mucho que desear, no lo digo sólo por Mario Vargas Llosa, hay otro escritor muy venerado en estos terruños, que ocupa un lugar central en la cultura peruana, que es el Inca Garcilaso de la Vega, un hombre mestizo, hijo de un militar español y una princesa Inca. Yo no sé cuál fue el mérito de este hombre, quizás su obra literaria es muy buena, no sé, desconozco, no la leí. Pero la biografía de este supuesto prócer es humillante, por lo menos, para todos los que han caído bajo la espada española.  La cosa es así, resulta que este buen muchacho, poco después de la muerte de su padre, decide embarcarse y dirigirse al viejo mundo, más precisamente a España, para mendigarle a la Corona algún beneficio, por los servicios prestados de su padre al Rey. La cosa es que la corona no le da ni bola, y además desprecia, no sólo la memoria de su viejo, sino también la suya, por ser un maldito mestizo. Ustedes pensaran, bueno, es aquí donde Garcilaso se revela y reivindica su sangre incaica, pero no, nada de eso. El Inca Garcilaso de la Vega comienza su carrera militar bajo la orden de la Corona española, y como buen soldado, llega alcanzar el grado de Capitán.
Tras la muerte de su mamá y su tío, abandona la carrera militar y se refugia en la religión. Cabe mencionar, que recibe una suma importante de dinero y bienes, que hereda fundamentalmente de su tío difunto. Por lo cual, sus últimos años los vive holgadamente. Así como lo leyeron, esta es la verdadera historia patética de la vida del gran prócer peruano, que se encuentra en plazas, escuelas y museos del Perú. Como ven,  articular la historia oficial del Perú, no significa reproducir el pasado tal y como verdaderamente ha sido, significa que la clase dominante se adueña de un recuerdo,  para evitar cualquier tipo de peligro en el futuro.  Para el filósofo, crítico literario y coleccionista de citas: Walter Benjamín, el objetivo del cualquier historiador materialista, es avivar la llama de ese peligro: “El peligro amenaza tanto al patrimonio de la tradición como aquellos que reciben la tradición” (Tesis VI, Conceptos de Filosofía de la historia).
Digo, para todos aquellos, como Walter Benjamín, que quieren redimir a los oprimidos de la historia, nos queda quizás, un último as bajo la manga: “El don de encender en lo pasado la chispa de la esperanza”


cienpies incaico.


Mate de Coca
Griselda fue al mercado de Waincha, en una búsqueda frenética por recuperar los mates del atardecer. El termo rojo escarlata había quedado olvidado en una Van, y los síntomas de abstinencia estaban comenzando a aparecer. Pidió un termo a un puestero, y el vendedor le ofrecía un montón de termos preciosos, pero todos sin pico matero. -No, no, necesito con pico para cebar mate- le grita Griselda, chupándose el dedo para simbolizar la bombilla.- El vendedor sonrió. - El mate para ustedes es como la coca para nosotros. No podemos vivir sin ella- exclamó el hombre dándole un termo con pico vertedor color acero. Sesenta soles, más barato que en casa resultó. La globalización mal entendida.



Caminata desde la Central Hidroeléctrica hasta Aguas Calientes. 




Datos para el viajero.
Queridos colegas trashumantes, en esta sección del diario, arrojaremos algunos datos valiosos para emprender el viaje al Machu Picchu, que significa en lengua quechua “montaña vieja”. El pasaje ida y vuelta en tren desde la ciudad de Cusco hasta Aguascalientes tiene un valor de aproximadamente, 200 dólares. Hay un convenio para los residentes y algunos países andinos (Perú, Bolivia, Ecuador y Colombia), en el cual pagan bastante menos, sobre todo los peruanos. Pero para nosotros los argentinos, el valor del pasaje es privativo, por lo cual, señalaré el camino alternativo para llegar a esta maravilla del mundo.
La manera alternativa para llegar desde Cusco hasta Aguas Calientes es la siguiente:
En la intersección de la Avenida Grau y Avenida Kancharina, en las afueras de la ciudad de Cusco, parte un Bus hacia Santa María. El costo del pasaje es de tan sólo quince soles, el tiempo estimado de viaje es de seis horas. Cuando por fin llegás a la ciudad de Santa María, debes tomar un taxi hasta Santa Teresa (pueblito montañoso y selvático, con aguas termales en medio de sus montañas). El costo del pasaje es de diez soles. Por último, desde Santa teresa se debe tomar otro taxi hasta la Central Hidroeléctrica. El costo del pasaje por persona es de 5 soles. (El taxista cobra por persona, porque el auto no sale hasta que no estén todos sus lugares completos). O sea, el costo total del viaje es de treinta soles por persona, como ven queridos colegas viajeros, este camino alternativo es muchísimo más barato y agotador que el viaje en el tren de Harry Potter. Perdón, si ustedes creían que la travesía terminaba aquí, no es así. Todavía falta el trayecto a pie, once kilómetros desde la Central Hidroeléctrica hasta Aguas Calientes. Mientras bordeas las vías del tren, el paisaje te recuerda a la película “Cuenta conmigo”, ¿Recuerdan? donde unos chicos emprenden una caminata para encontrar el cadáver de un chico desaparecido y en el trayecto sortean un montón de peripecias. Bueno, la vista del Machu Picchu de espaldas es preciosa y el río marrón y caudaloso baja de la montaña con un sonido furioso.


puente de Santa Teresa




Zaratustra andino
Ukuku es el nombre en lengua quechua del superhombre andino, cual Zaratustra para Friedrich Nietzche. Ukuku simboliza al hombre cuya fortaleza espiritual y emocional le permite superarse día a día y estar en armonía con la naturaleza.


El maíz es de América.
Para todos aquellos eruditos que aseguran que el maíz es un producto agrícola que introdujo el viejo mundo europeo en nuestro continente, les aseguro que no es cierto lo que dicen. Según el cuadro cronológico de la evolución cultural del museo de Coricancha, en la ciudad de Cusco. El maíz apareció en México 5000 años antes de Cristo. Ni el maíz es propio de ustedes. ¡Malditos colonizadores! 

Aguas termales de Santa Teresa



Ughu Pacha         
Según la cosmovisión Inca, el universo se divide en tres espacios infinitos. El hanan-pacha que significa el mundo de arriba, donde habitan los dioses. El kay-pacha que es el mundo terrenal, de aquí (espacio) y ahora (tiempo presente), donde vivimos los seres humanos. Y, por último, el ughu-pacha, que significa en lengua quechua: mundo subterráneo, que es el lugar donde habitan nuestros muertos, las raíces de nuestra fertilidad e identidad. Tiene también un sentido espiritual este concepto, que vendría a ser nuestro mundo de adentro.
Hay un temita que todavía no saldé con mi vieja, que fue la cremación de mi difunto padre. Si hay algo en que no estuve de acuerdo, aunque no lo manifesté, fue con la decisión de mi madre de hacer cenizas a mi viejo. Creo, como los incas, que los muertos habitan el mundo subterráneo, y que además fertilizan las raíces de nuestra identidad en el mundo del aquí y ahora (kay.pacha).
No digo que seamos tan fanáticos de momificar a nuestros ancestros, como hacían los incas con sus reyes o princesas. Y en los períodos de siembra trasladarlos hasta la tierra para pedirles una buena cosecha. No, tampoco me veo en el final de la materia de Sociología de la educación con un saco de huesos de mi viejo. Pero si creo en el ritual judeo cristiano de enterrar a nuestros muertos en un cementerio. No me gusta las formas mortuorias posmodernas, donde todo es desechable, desde los restos de un Bic Mac, hasta los restos cadavéricos de tu viejo.


Atardecer en el sur de  Lima: Playa Punta Hermosa.