viernes, 15 de julio de 2011

¡Qué mirás!

En esta nueva sección que hemos dado en llamar: "Breves ensayos" el equipo periodístico de Escondete! se propone abordar, como periodistas profesionales que no somos, un tema muy poco analizado por gente idónea, pero de gran repercusión en el género televisivo: la proliferación de programas que se jactan de mostrar la realidad "en crudo", llámese: Policias en acción, calles salvajes, GPS, etc...
Programas que sustentan su raiting en la explotación de imágenes que reflejan las miserias y tristezas de personas que se encuentran en situación de vulnerabilidad por su condición social. Sujetos que desarrollan su vida diaria en ámbitos públicos, como plazas, calles, hospitales, escuelas, etc. Con esto quiero decir que su condición social los expone, a diferencia de otras clases sociales, a ser visibilizados por las cámaras y cronistas de estos programas.
Detengámonos un momento en este sujeto social, marginal, carnavalesco por donde se lo mire, tantas veces enjuiciado y ridiculizado por algunos sectores de las capas medias. Y que sin embargo ha sido a lo largo de la historia, el principal punto de ruptura con la cultura hegemónica y oficial.
Hay un apunte de Gripi de la facultad, de Mijail Bajtin, que cayó en mis manos de casualidad, se llama: "La cultura popular en la Edad Media", allí el autor realiza un análisis de la famosa novela: Gargantúa y Pantagruel de Rabelais, a grandes rasgos, lo que el autor pone en evidencia son las múltiples manifestaciones culturales de estas clases subalternas, cómo se diferencian su unidad de estilo y formas, a la cultura oficial. Los pasajes del apunte que me resultaron contemporáneos, hacen referencia a las bromas, chistes, fiestas populares, utilización del espacio público como escenario donde el cuerpo de estas personas cobra centralidad. He aquí un transcripción de un parrafo del texto:
"El portador del principio material y corporal no es aquí ni el ser biológico aislado ni el egoísta individuo burgués, sino el pueblo, un pueblo que en su evolución crece y se renueva constantemente. Por eso el elemento corporal es tan magnífico, exagerado e infinito. Esta exageración tiene un carácter positivo y afirmativo. Las manifestaciones de la vida material y corporal no son atribuidas a un ser biológico aislado o a un individuoeconómico privado y egoísta, sino a una especie de cuerpo popular, colectivo y genérico." (Bajtin, 1987:24)
Tanto en el texto de Bajtin que hace referencia a los vasallos y siervos de la Edad Media, como en cualquier barriada popular del conurbano, el cuerpo ocupa un lugar central:Tanto para la pelea,la huida, o el "agite" como se dice en la jerga. El elemento corporal cobra un caracter afirmativo de condición social.
En un ámbito más carnavalesco o de "juerga", por decirlo de algún modo, el cuerpo también mantiene su centralidad en las personas de estas clases subalternas, pero esta vez, como fuente de placer y escarnio. Los excesos en las relaciones sexuales y las drogas. Concretamente, en la excitación que suelen provocar las mujeres en los hombres, o las consecuencias fisicas de los excesos, (efectos de la droga, alcohol, frío, etc...) son claros ejemplos de utilizar al cuerpo como lugar de experimentación, donde se manifiestan potencialidades y debilidades alternativamente.
No intento afirmar con esto, que este sujeto social es revolucionario o plantea un mundo pleno, ni nada por el estilo, pero al menos, la persona que vomita, putea y camina por el barrio, está comprometida con la misma realidad que postula y eso, en este caso, además de ser un juego enunciativo, es una afirmación de clase.
Pero no somos todos partícipes de esta rueda de la fortuna, cuando espíamos las debilidades ajenas con fruicción y deleite.
La mirada que tienen los conductores de estos programas de televisión y sus televidentes, se distancian de el sujeto en cuestión, realizando juicios morales con una liviandad que asombra. Recordemos el episodio en un programa de "Policias en acción" donde un hombre que evidentemente sufrió un trauma, pregunta y repregunta, una y otra vez, en una comisaria, por "Candela". Esto fue objeto de risa por mucho tiempo, hasta se hizo un spot publicitario con este tema. Lo que quiero decir, es que no despierta una risa sana, sino todo lo contrario, una risa satírica y enferma. Como explica Nietzsche, es una risa mala, ¿Porqué? porque juzga la vida, inoculando tristeza en ella. La mirada del televidente, es la mirada del tirano, es aquella que necesita, por sobre todas las cosas, la tristeza de los sujetos.
Llegando a una conclusión por demás oscura, me imagino que el lema del director de programación del canal América debería ser: " Cuántos peor va todo, más material tengo".
Y por último, me imagino, sobre todo, una audiencia que se regocija y se sonroja de placer en poner la nariz donde otro caga. 


Mauro.

viernes, 1 de julio de 2011

Poema a mis ojos.

Yo tengo astigmatismo y miopía, en ese orden. Uno de mis ojos se empeña en ver poco, tener una pata fracturada y andar con un yeso por la vida, mirando las baldosas y esquivando los charcos, justo en el momento del aterrizaje, resultando siempre salpicado. Parece ser que el ojo sano, el ojo izquierdo, al ver las ineptitudes de su compañero, le golpeara la espalda fuertemente, con un dejo de afecto, para corregirlo. Y ahí mismo, mi primer ojo: el ojo derecho, intenta hacer equilibrio, pero su zancada le hace perder el último bastión que quedaba en pie, del que siempre se enorgulleció.
El complejo arte de calcular las distancias. Lo que estaba lejos, le toca la punta del pelo; y sus entrañas, aquello que consideró el alma corporizada de su materia, chorrea entre los dedos... Así es esta divergencia de criterios, frente al fracaso, que sortean mis dos ojos. Uno empeñado en marcar los errores ajenos; el otro incontrolable por donde se lo mire, cero planificación y reflejos, desmoronándose a la primera de cambio. Esta incongruencias de líneas rectas me tiene, fundamentalmente, desorientada. Mirando de reojo lo importante y abocada de lleno a las nimiedades, como el frío o cuando lavo los repasadores, borradores incansables de que estuvimos ahí. Pero el mayor problema es con las personas, salvo dos honrrosas excepciones, no puedo determinar fehacientemente la fisonomía ni las expresiones. Me siento acorralada estando sola y ausente, en las charlas de los otros. Participo porque tengo corazón, pero estoy perdiendo el alma. Quiero calcular mentalmente en que lugar deberías sentarte, para que te vea mejor. Creo que en este momento, necesito cerrar los ojos.
Gripi.