viernes, 13 de agosto de 2021

Al que le quepa el poncho

 

Tu subjetividad es tan débil, al punto de necesitar un “yo fascista” para que la ordene.

Tu deseo es tan inorgánico, que anhelás una mujer descapotable, de formas compactas y cubiertas turgentes.

Tu identidad es tan descartable, cual cono de papas fritas crujientes.

Sos tan narcisista, que solo ves tu rostro en el espejo, aunque detrás de ti marcha un maldito regimiento…

A mí no me engañás, te mostrás como un león colérico al acecho, pero sos solo un gato mezquino y traicionero.  

 

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