miércoles, 18 de noviembre de 2009

El Dios de Spinoza

Está tan cerca...
que abre mis ojos cada mañana
y al oscurecerse la tierra,
desde el cielo contempla con mil ojos.
Nunca pasa desapercibido.
Es el hombre trans orquesta y siempre toca en su mejor tono.
No nos abandona,
ni siquiera en la muerte.
Es cada gusano blanco en el nicho,
nutriéndose de nuestra carne.
Recita miles de poemas a la vez.
Algunos afortunados,
pueden descifrarlos en el silbido de un tren que se despide;
otros, en el susurro del agua que corre...

Mauro.

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