Día 1
5.15 AM. Tomamos el
colectivo línea 37 cartel Ciudad Universitaria en su terminal de Lanús.
8.10 AM. Aeroparque,
viajamos en un Boing 737 hacia la ciudad de Punta del Este.
9.30 AM. Desde el
aeropuerto de Punta del Este, caminamos cargando nuestras mochilas hasta la la
garita de colectivos. Cruzamos la ruta y esperamos 40 minutos el colectivo
local, que nos llevó a la terminal de buses de Punta del Este.
En la terminal de ómnibus de la península uruguaya, veo el
ir y venir de micros. El cigarrillo para muchos uruguayos resulta ser un hábito
saludable, por lo menos, eso parece a simple vista: veo a una madre, alrededor
de 50 años, que ofrece un pitillo a su hija (16-17 años). Mientras esperan su
ómnibus, conversan y fuman placenteramente.
¡Punta del Este es carísima! Para que se den una idea, un
paquete de puchos Nevada, cuesta 150 pesos uruguayos.
Corrección, extendemos nuestra indignación a todo el
territorio uruguayo, los puchos están eso…
(Nota del redactor, a posteriori).
Mirador del Camping El Cocal. |
20.30 PM. Llegamos al
camping El Cocal, ubicado a unos pocos kilómetros del pueblo La Esmeralda. En un
primer momento creímos haber encontrado el lugar ideal para acampar, pero con
el paso del tiempo fuimos tomando conciencia de los obstáculos que pone la
administración del camping al buen acampante.
Alquiler de parrilla: 50 uruguayos.
Recarga de celular: 20 uruguayos.
Agua caliente: 20 uruguayos.
Día 2
Nos levantamos a la mañana y mientras tomábamos unos mates
con mi compañero y el sol nos comenzaba a blanquear como a un filet de merluza,
caímos en la cuenta de que estábamos en la peor seudo parcela del camping,
Mauro comenzó una búsqueda juiciosa de una nueva morada. El destino quiso que
una pareja surfer buscara nuevos horizontes en las playas charrúas y nos
legaron, sin querer, el espacio más fresco y organizado de Rocha. Establecimos,
envalentonados por nuestro éxito de principiantes, que el objetivo
primordial del día era buscar por todos lados: playa, pueblo, ruta; un alambre
para fabricar un símil de parrilla.
Segundo objetivo: conseguir macoña.
“Mi primer alimento
fue leche materna me enchufaron nesquik como cosa buena Yogures Petit me
compraba mi abuela Serenito, Yimmy, postrecitos de mierda…” Cantamos Caca
en la cabeza de Sofia Viola antes de ir a dormir.
Día 3
“El que lee esto es un torpe.”
Día 4
Todas las vidas son interesantes. Hoy en la noche llovió un
ratito y con Mauro cerramos el cierre de la carpa a la madrugada y volvimos a
dormir plácidamente como si estuviéramos en Escalada. Con tanta actividad
diurna: subir y bajar dunas para ir a la playa, prender fuego, unas diez veces,
enfocar con la linterna la comida para ver si esta cocida, o bañarte con gotas
de aguas hirviendo, pueden ser actividades sumamente desgastantes, pero resulta
la mejor receta para dormir como un bebe recién bañado y comido.
Poemas de Cielo
Muchas dunas, mucho
sol, en este mar, siempre soy yo.
Arena en mis pies, mar
muy profundo, pero con una sonrisa, yo me tomo un jugo.
Lluvia
Los onerosos y precarios servicios del camping generan
creatividad y resiliencia en nuestro equipo, después del cambio de parcela,
estamos como queremos.
Hace cinco horas que llueve intermitentemente, por suerte
tenemos tortillas santiagueñas que hicimos ayer a la noche. Una chica muy
simpática y amable me invitó a un encuentro de poesía, que se realizará en el
camping el fin de semana que viene. Me parece una propuesta genial, pero pensar
en tantos días en una carpa con esta lluvia, me parece una condena medieval. Hasta
que no salga el sol en la isla de Guiligan, creo que con Mauro no nos va a
entusiasmar nada, ni un asado con vino tinto en la finca de Pepe Mujica.
¿En qué se diferencia un ser humano de un animal?
Yo me diferencio de un animal porque puedo resguardar el
alimento del alcance de las hormigas, y la leña seca dentro de la carpa cuando
llueve. La esencia probatoria del paso del hombre en el mundo es su trabajo,
dijo Carlos Marx.
Lucha de clases
Escuchamos canciones melódicas en la radio uruguaya:
“Darte un beso es como tomar un vaso de agua helada” Estas y
otras comparaciones por el estilo suenan y suenan en la radio del pueblo de
Castillo. Griselda larga la siguiente reflexión marxista:
Cuando merma o afloja la lucha de clases, cuando los sujetos
sociales se alejan de los asuntos públicos, se vuelcan a los asuntos amorosos
del tipo romántico e histérico. Dijo Gripi y me quedo pensando en el reggaeton,
la cumbia comercial y otros géneros musicales por el estilo.
Filosofía veraniega
En estas vacaciones, el equipo de Escondete! llegó a la
siguiente revelación filosófica: no tiene ninguna importancia decir o no decir
“yo”. Claro que cada uno de nosotros tiene su nombre. Nos llamamos Cielo, Gripi
y Mauro, claro que sí, pero nos llamamos así por costumbre, tampoco queremos
llegar al extremo donde ya no se dice “yo”. Pero ya no somos “Uno” sino
“múltiples”, como las hormigas, aunque mates mil hormigas, seguramente en media
hora la tendrás nuevamente invadiendo tu alimento, porque no son “una”, sino
“múltiples”.
El pensamiento más revelador y productivo que logró alcanzar
Escondete!,en lo que va de vacaciones, “Las hormigas son tremendas…”
Esmeralda: 20 km de playas vírgenes. |
El Cocal
Esmeralda, un lugar paradisiaco. Más de veinte kilómetros de
extensión de playas vírgenes. En el kilómetro 273,5 de la ruta 9 que va al
Chuy, si doblan a la derecha, se toparán con este pequeño bosque plagado de acacias,
coníferas y eucaliptos. Seis kilómetros hacia el mar, se encuentra el camping
agreste “El Cocal” La administración del camping cobra 350 pesos uruguayos por
persona y por noche. En esta geografía de dunas y cielo estrellado, el
constante rugir del océano atlántico, lo harán dormir como un angelito. Eso sí,
el servicio del camping es, por decirlo cristianamente, sumamente precario: el
agua de la ducha te congela o te cocina, no hay punto intermedio. El camping es
tan agreste que no cuenta con ningún tipo de asistencia al buen acampante. Ah,
me olvidaba, se llama “El Cocal” porque en sus costas hay un barco encallado,
que llevaba ese nombre.
El lugar cuenta con veinte empleados y están todos papando
moscas. Nos cuesta hablar mal de la administración, porque a pesar del precario
servicio que brindan, nos hemos encariñado mucho con su dueño, Carlos. Se
parece mucho al compositor y músico Leo Maslíah, también queremos mucho a su
hija Martina y a su nieta Julia, por lo cual, no vamos a entrar más en detalles.
El lugar está buenísimo. Eso sí, tomen sus propios recaudos.
Cumbres Borrascosas
Griselda lee en voz alta la novela Cumbre Borrascosas de la
autora Emily Bronte, bajo la sombra de una conífera, mientras cebo mate sin
palo y Cielo juega con sus muñecas.
La novela se sitúa en la Inglaterra rural victoriana del
siglo XIX, y para ser sintético, Ellen, la criada, relata a un arrendador, la
historia de un amor fallido entre Heathcliff y Catherine, los personajes
principales de esta historia romántica y tormentosa.
La novela esta buena para leer detenidamente en un lugar
donde no se cuenta con energía eléctrica, ni motores a combustión, ni
amplificadores de música. El Cocal, cual granja rural o finca del siglo XIX, es
el lugar ideal para cometer esta empresa. Una sola cosa, lo único que no me
cierra de la novela, es que la criada Ellen, relata la historia, con unos
matices y un vocabulario tan florido como si fuera el mismísimo Flaubert en
Madame Bobary. Característica muy propia de las novelas del siglo XIX, donde
los personajes, ya sean sirvientes, campesinos o mendigos, hablan como si
hubieran sido educados cual hijos de reyes.
Día seis
Clínica de rehabilitación
Amanecimos con un sol radiante climatizando la carpa a las
siete y media de la mañana. Decidimos en la última asamblea que no vamos a
cocinar por la noche, así es que el menú será el del mediodía, recalentado. Nos
dimos cuenta que el camping El Cocal podría funcionar tranquilamente como una
clínica de rehabilitación, caminando todo el día, tomando vino caliente, sin
macoña que fumar. Para colmo, para llegar al mar hay que caminar mil quinientos
metros y escalar cuatro dunas desérticas. El trabajo es tan arduo que a las diez
de la noche estás tan agotado/a que lo único que te pinta es descansar. Se ve
que el problema de Maradona fue siempre, básicamente, que tuvo mucha guita y mucho
confort. En pocos días la Esmeralda logra lo que ningún psicoanalista lacaniano
logra en diez años de análisis: que dejes los vicios, que te pongas a laburar
en serio, y que te lleves bien con el resto, porque sino te toca hacer todo
solo. Sabiduría uruguaya.
Día siete
Por Cielo.
7:30 de la mañana.
Comencé con mate cocido y un durazno. Después una chocolatada, no mucho después,
comí arroz con fideos y una salchicha. Después, haciendo regalos para amigos, y
después lavando ropa, y no tanto después, fui a la playa que estaba re bien y vi
tres cadáveres: un delfín rosa
agujereado por pájaros que comen muertos, una enorme mantarraya, y un cangrejo
enorme de distintos colores. Metiéndome 2 veces al mar y también escuchando leer
a mamá Cumbres Borrascosas.
Día ocho
De Guatemala a Guatepeor
Se desata una tormenta eléctrica, con vientos propios de un
huracán. Gripi, Cielo y yo entramos en pánico. La carpa se mueve tanto que
parece la casa de Dorothy, minutos antes que la arrastre un huracán hasta la
tierra de Oz.
Miramos hacia afuera, el resplandor de los relámpagos nos
aterroriza. Nos abrazamos e imploramos ayuda a Dios, a la madre naturaleza y a
la Pachamama.
5.30 AM. La tormenta corre a otras latitudes. Hemos
sobrevivido. ¡O brigado deus! ¡Vamo arriba,vó!
7.30 AM. Descansamos plácidamente hasta que un sol
incandescente incinera la carpa. Salimos raudamente a buscar una sombra reparadora.
Día nueve
El menú del día de hoy fue fideos con salsa. Picamos una
cebollita, un ajo y hervimos un choricito de cerdo, para desgrasarlo vó. Luego
metimos todo a la sartén para saltearlo. Pero como teníamos muchas, pero muchas
ganas vó, de tomar mate y no contábamos con más agua caliente que con la que
desgrasamos el chori, no nos quedó otra, e inventamos el Chorimate. Cada sorbo
humeante y saborizado a carne de cerdo nos permitió, no sólo saciar el deseo de
tomar mate, sino también el deseo de degustar carne, todo al mismo tiempo.
¡Increíble invento! Un método propio de la granja de rehabilitación o de los
astronautas. Hemos dicho, Escondete!
De acá volvemos curados, cueste lo que cueste. ¡Vamo arriba,
vó!
Día diez
Pizzas a la parrilla en el encuentro de poetas. |
Encuentro de poetas
Durante todo el fin de semana se realizarán distintas
actividades organizadas por un grupo de poetas trashumantes, que se dieron
encuentro, acá, en el camping “El Cocal”.
Nosotros, chochos de estar en el lugar indicado por
casualidad, participamos del fogón que se hizo ayer a la noche. Había una poeta
francesa, un poeta paraguayo, dos poetas brasileros, muchos poetas uruguayos y un
par de argentinos. La tertulia entretenida y agradable, como primera cita, con
excepción de los chistes racistas y misóginos que contaron unos poetas
uruguayos y los poemas yoicos y catárticos que se suelen escuchar en estos
eventos, cerveza helada Patricia y literatura salada.
Noelia, la organizadora del evento, cual Auxilio Lacoucure
en la novela Amuleto, de Roberto Bolaño, madre de la poesía latinoamericana,
era la que dirigía la batuta, y su liderazgo resultaba legítimo y necesario
para todos los allí presentes. Nilson de Souza, poeta anarquista, librero
independiente, prometió durante toda la tarde, hazañas con el fuego y proezas
físicas, cual Don Genaro en Viaje a Ixlan. Pero a último momento, se bajó de la
velada,ya que se quedó durmiendo en la carpa. ¡Qué acto tan poético el de
Nilson! Pensé para mis adentros. Un brasilero que reside en Rivera, ciudad
brasilera fronteriza con Uruguay, recitó un poema en portuñol, que me pareció
surrealista y de calidad forexport.
Las pizzas a las parrillas y los vasos de vino fueron corriendo
de mano en mano entre los poetas y los versos cual ramas secas arrojados al
fuego. Yo oficié de fogonero, alimentaba el fuego para que el barco poético no
se encalle y siga en movimiento. Gripi amasó unas pizzas crujientes y recitó dos
poemas de nuestro repertorio Escondete!
Asado Nuestro
“Asado Nuestro, que aún estás ardiendo…
Santificado sea el cuero del vacío, como así la tripa gorda, la falda parrillera, los chinchus dorados y las morcillitas bombón.
Venga a nosotros lo tierno,
Hágase Tu Voluntad, así en la entraña, como en los fuegos…
El chori nuestro de cada día, dánosle hoy.
Y perdona nuestros atracos hambrientos,
así como nosotros perdonamos a quiénes asan a la parrilla y no nos invitan…
Y no nos dejes caer en la devaluación,
más líbranos de todo Macri. Amén."
Santificado sea el cuero del vacío, como así la tripa gorda, la falda parrillera, los chinchus dorados y las morcillitas bombón.
Venga a nosotros lo tierno,
Hágase Tu Voluntad, así en la entraña, como en los fuegos…
El chori nuestro de cada día, dánosle hoy.
Y perdona nuestros atracos hambrientos,
así como nosotros perdonamos a quiénes asan a la parrilla y no nos invitan…
Y no nos dejes caer en la devaluación,
más líbranos de todo Macri. Amén."
Comparsa mental.
El piensa que
yo me angustio
porque en pocos días,
cuando esté de vuelta en el trabajo
extrañaré a mis bebés…
Me llegan las llamadas pérdidas de mi mamá,
en mensajes de textos.
Por suerte, siempre hay un caballero que me ayuda a subir el carrito en las escalinatas de la estación de trenes.
Me gusta viajar pegada como mosca a la ventana
y mirar a través de los rayos de sol las pelusas que flotan en el aire.
Escribo algunos versos en la tapa de un diario evangélico:
“La claridad salió de mi con la forma de mis hijos.
La luz esta adelante y no en un punto fijo”
porque en pocos días,
cuando esté de vuelta en el trabajo
extrañaré a mis bebés…
Me llegan las llamadas pérdidas de mi mamá,
en mensajes de textos.
Por suerte, siempre hay un caballero que me ayuda a subir el carrito en las escalinatas de la estación de trenes.
Me gusta viajar pegada como mosca a la ventana
y mirar a través de los rayos de sol las pelusas que flotan en el aire.
Escribo algunos versos en la tapa de un diario evangélico:
“La claridad salió de mi con la forma de mis hijos.
La luz esta adelante y no en un punto fijo”
Día 13
Santa
Teresa.
Arribamos en
el día de ayer al camping de Santa Teresa: Fortaleza. El parque nacional es
inmenso, arbolado. Hay lagartos, cotorras australianas, serpientes, hurracas, y
miles de acampantes, diseminados a lo largo del predio, cual campo de
refugiados. El Camping es regenteado por los milicos uruguayos y esta condición
le da un colorido particular al camping. A la noche, un jeep militar verde, recorre
los senderos que bordea la zona de acampe, controlando que no suene música
demasiado alta, y que los fuegos de los parrilleros no se desborden.
Carla, una
acampante brasilera, nos cuenta que, en la noche de ayer, se acercó a un
militar que estaba apostado cerca de los baños del camping, y sin vacilar, le
pidió lumbre para encender su porro. Cuando regresó a su carpa con el cigarro
florido encendido, dice que pensó en sus amigos de Brasilia que, a su regreso,
cuando ella les cuente no le iban poder creer: el primer faso legal…
Nos reímos a
carcajada de la anécdota de Carla. Luego, yo le pregunté porque hablaba un
español tan fluido. Entonces, ella nos contó que vivió en la ciudad de México
ocho años, que trabajó en una empresa mexicana, pero que no se aguantó y se
volvió a Brasil. Cielo, que hace rato esta fascinada con México, le preguntó
por los mariachis y especialmente por la comida mexicana. La conversación fue
muy agradable. Carla es esa clase de chica luminosa, como una luciérnaga. Hablando
de insectos, no me quiero olvidar que nos contó para asombro de Gripi, Cielo y
mía, que los mexicanos suelen comer grillos. Así como leen, grillos. “Pero los
grillos dan mala suerte si los matas” dijo Gripi. “Pero en México los matan
para comerlos, que es distinto que matar por matar.” respondió Carla con esa
fonética tan melódica que tienen los brasileros.
Ni Asado
ni porro.
El
chauvinismo es un sentimiento miserable… y muy recurrente cuando la suerte te
da la espalda en un centro turístico extranjero. Como decía un filósofo, el
cual no recuerdo su nombre, para no decepcionarse no hay que ponerle ficha a
nada… Vinimos a Santa Teresa con un manojo de ilusiones, y como pasa a menudo,
la realidad nos cagó a piñas como Mayweather a Maravilla Martinez, en su última
pelea de juguete.
Una de cal y
una de arena. El predio es enorme, los eucaliptos altísimos, los pájaros miles,
pero los baños son letrinas, los precios privativos y la cantidad de carpas
excesivas.
Mientras me
resbalo con la crema enjuague en unas duchas que parecen de un campo de
concentración, me acuerdo de la película “La vida es bella” y hago burbujas con
el jabón para que Cielo se entretenga. Mauro desconfía de la marihuana
paraestatal, así la llama, vemos a los jovencitos que inmediatamente después de
fumarla se quedan dormidos. Uruguayos, la vida es pensamiento y acción, que no
duerman tu conciencia política. Nunca.
Graffiti en Valizas. |
Día 16
Llegamos a Siri a comer empanadas de Valizas.
Todavía no es tiempo de balances en Valizas, apenas
cumplimos las cuatro horas en la famosa playa de los artesanos, conocida por
sus bocados de mar y su juventud inquieta artísticamente. Pero podemos
adelantar que en menos de lo que dura una jornada laboral de call center (6
horas), conseguimos el camping más barato de Uruguay, macoña a menos de diez
metros de nuestra carpa y le compramos unas hawaianas a Cielo por menos de doscientos pé.
Valizas promete ser el pucará que andábamos necesitando.
Día 17
Hoy es nuestro tercer día en el camping comunitario de los
carpinteros. La maga, es la jefa y dueña
del lugar. Oriunda de Montevideo, nos contó que se vino para estos pagos a
vivir con su compañero “El Facha”-ya fallecido- y que consiguió estas tierras
porque “El Facha” se la reclamó al candidato a intendente que hacía campaña
política por esta zona, hace diez años atrás. Anteriormente vivían en un rancho
muy cerca del mar, que encontraron abandonado y que alternativamente se
inundaba de arena y de agua de mar, porque estaba muy cerca de la costa del arroyo
de Valizas. Con mucho esfuerzo y trabajo la pudieron recuperar. Por suerte, el
intendente le cedió un lote, y se pudieron mudar.
Lo más característico del camping “Los Carpinteros” es que
hay que arrojar un balde atado con una soga a una cachimba, para recoger agua
para el baño. Si uno/a tiene necesidad de orinar, con medio balde de obra
basta. Pero si uno/a tiene ganas de deponer eses, necesita un balde de agua
entero. Valizas es el ejemplo del emprendedorismo bien entendido: hay
galletitas, brownies y trufas sostenidas por la cultura canábica. Adolescentes
rebeldones y maleducados hacen sus primeros pasos desarrollando dichas empresas
con el espíritu de Steve Jobes, pero con onda.
Día 18
Cuarto día en camping comunitario Los Carpinteros. Estamos
muy cortos de efectivo. Por suerte, mi tarjeta de débito sigue con crédito.
Esta condición económica, más precisamente monetaria, nos permitió degustar
unas costillas a fuego a leña. Nuestros cuerpos recobraron potencia cual
celulares al cargar sus baterías. Aunque eran pocos bifes, tan solo cuatro
costillas, le convidamos carne a los pibes de San Nicolás, porque nosotros
tenemos código, no como otros, lo poco que tenemos lo compartimos. Siempre fue
así, y siempre lo será. Para cambiar el mundo, primero debemos empezar por
nosotros mismos. ¡Las relaciones sociales la construimos entre todxs, vó! No me
vengas hablar de anarquismo, si en tu vida práctica no convidás un trago de
cerveza, gato.
Día 19
Los piojos nos van a sobrevivir.
Recién nos despertamos en el camping “Los Carpinteros”, la
mayoría de los acampantes duermen, mientras nosotros saboreamos los primeros mates
de la mañana. La pediculosis nos viene acechando. Cada día que pasa, la picazón
se vuelve más intensa en nuestras cabezas. No veo la hora de poder cortar la
inmensa cabellera de Cielo, pero su madre argumenta razones que no comparto ni
entiendo y la mar en coche…
Las Flores de La Maga.
Dejamos Valizas con una suerte de congoja meditativa que se
tradujo en una demora de cuatro horas desarmando la carpa. ¿Valizas es un
asentamiento con escasos servicios? ¿Una comunidad hippie? ¿O la Ámsterdam de
América latina? No apresuremos conclusiones, pero aprendimos muchas cosas, por
ejemplo, que es una cachimba, como almorzar en medio de una tormenta de arena y
que la legalización de la marihuana es un hecho que invariablemente se hará
realidad, y que con eso, no pasa nada.
El camping de la Maga es una casa con un terreno muy grande
adelante, donde se puede acampar en pequeñas parcelas, una al lado de la otra.
El camping cuenta con cocinita, baño, agua fría y licuadora. Todas las
limitaciones de la precariedad edilicia son compensadas por la onda y el
compromiso de la Maga, una de esas poderosas mujeres, que a veces tenemos la
suerte de conocer. Tiene el don del fuego y a la nochecita lo prende en tan
sólo diez minutos unos troncos de acacia y tenés brasa durante dos horas, podés
hacer un guiso de mondongo si tenés ganas. En su terreno crecen las florcitas
más ricas de todo el departamento de Rocha.
Día 20
Las hormigas, la arena y los piojos nos tienen podridxs…
Valizas-San Carlos.
La espera del bus que nos llevaría a Maldonado en un pequeño
chaparral que hacía a su vez de sala de espera resultó amena y relajante, regada
de coca cola y amenizada con pan de semillas. Los últimos días de vacaciones
siempre sueltan el bolsillo. Subimos presurosos hacia nuestro nuevo destino,
los mullidos asientos apanados y el aire acondicionado nos devolvieron al
primer mundo del que nos hablaron en los ´90. El micro se fue completando en
las distintas paradas, más adelante un señor lee un grueso volumen, de tapas
amarillas, titulado “Utopía para realistas”, ¡Qué curiosidad su contenido! No
nos animamos a pedirlo prestado,pero el espíritu emprendedor nunca descansa y se
nos ocurren un montón de títulos en la misma línea blanca editorial: “Drogas
recreativas para controladores seriales”, “Dilemas éticos para cínicos” ó,
“Compromiso para cobardes” … Tendríamos que hacer varias ediciones y nos
llenamos de oro.
El paisaje, con el correr de los kilómetros va
transformándose. Las palmeras y acacias van dejando lugar a la llanura sojera y
el ganado vacuno, el rancho improvisado se esfuma y se impone la estancia y el
latifundio en el horizonte. Dormitamos de a ratos en el bus silencioso,
reservando energías para la última parada: el reencuentro con el uruguayo mala
onda y el argentino forro al que estamos acostumbrados.
Día 21
Punta Ballena, Maldonado.
Hoy es nuestro segundo día en el camping de Punta Ballena,
departamento de Maldonado. El camping esta inserto en un inmenso bosque y la
playa más cercana: Portezuelo, queda a dos kilómetros de distancia. El camping
cuenta con agua caliente, luz eléctrica, piscina, parrillas y wifi. Realmente
para nosotros es como un hotel cinco estrellas.
Mientras tomamos unos mates mañaneros vemos pasar un jet
privado por arriba de las puntas de los eucaliptos. Es Marquitos Peña que viene
a comer un asado, seguramente.
Los vestuarios de hombres y de mujeres del camping top de
Punta Ballena, vendrían a ser la caja de resonancia de la cultura pacata de la
clase media argentina, uruguaya.
En la ducha de hombres, dos chicos se bañan con su padre. -
¿Papá te acordás que en las vacaciones del año pasado se me descosió la
bermuda? - -No, nada que ver Ignacio,
eso sucedió en las vacaciones 2015 que, después de volver de Bruselas, nos
quedamos una semana en París y en el ascensor del hotel se descosió. ¿Te acordás?
-. ¿Tanta información necesitábamos? A mi se me descosió haciendo la medialuna en la playa con Cielo y ahora la llevo cosida ¿Te sumó eso muñeco?
En el vestuario de mujeres, una mamá le ordena a su hijita
de siete años: -Palu, secate el pelo-
- No puedo secarme el pelo ma-
-No, Palu, nosotros esa palabra no la decimos-
-Pero no puedo ma.-
-Si se puede, no quiero oírte más decir esa palabra– Y Palu
se tuvo que ir a dormir con la cabeza chorreando…
Discépolo se haría un festín con tantos mosquitos y
mordisquitos dando vueltas. Los primeros me dan alergia, a los segundos hay que
eliminarlos con el off de la conciencia de clase. La mayoría de los acampantes
se pasean durante el día por las playas de Punta del Este, codeándose con la
clase alta uruguaya y argentina, pero cuando cae la noche, su carruaje se
convierte en calabaza y regresan cabeza gacha a dormir a sus casas rodantes o
carpas. La clase media siempre la pasa mal, porque cada vez que miran su
silueta en los espejos del vestuario, ven una persona que no esperaban
encontrar.
Día 22
Foto panorámica del balneario de Punta Ballena. |
Nos levantamos cuando apenas comenzó a clarear. Armamos la
mochila y desarmamos la carpa en un periquete.
Cargamos todos nuestros bultos y caminamos trabajosamente hasta la
entrada del camping. Ya estamos muy duchos con el armado y desarmados de carpas.
Podríamos decir que a esta altura somos profesionales en la materia.
Un Uber nos llevó raudamente al aeropuerto de Punta del
Este. Mientras los distintos empleados aeroportuarios llegaban a cubrir sus
puestos, Cielo desayunaba un mate cocido bien caliente y Gripi y yo, los
últimos mates de yerba sin palo.
El vuelo a Buenos Aires duró lo que dura un pestañeo, pero
el control en migraciones duro lo que un capítulo de Black Mirror.
Nos tomamos el colectivo Línea 160, que tardó dos horas en
escupirnos en la estación Lanús. El infierno urbano volvió atraparnos con sus
tentáculos y un remisero nos quemó la cabeza con el caso Chocobar hasta la
puerta de nuestra casa.
Detrás de la puerta, Camilo nos recibió con una sonrisa
hermosa y una casa inhabitable. Lo primero que hice fue pasar un trapo de piso
con lavandina en el suelo de la cocina, mientras Gripi y Cielo abrazaban a
Camilo.
1 comentario:
He leído el artículo que has escrito, y me ha gustado mucho. Punta del Este me parece una ciudad fabulosa que visitar y pasar unas magníficas y relajadas vacaciones.
Además, por lo que he visto, hay muchos lugares turísticos que ver (https://viajerocasual.com/que-ver-en-punta-del-este/) y no sólo eso, también los hoteles de Punta del Este (https://viajerocasual.com/hoteles-en-punta-del-este/) son espectaculares y con todo incluido. También hay buenísimas opciones para los que quieren viajar económico, como son los fabulosos hostales de Punta del Este (https://viajerocasual.com/hostales-en-punta-del-este/).
Para rematar, yo soy un completo adicto a la carne asada uruguaya, sin duda la comida de Uruguay (https://viajerocasual.com/comidas-tipicas-de-uruguay/) está deliciosa. Me encanta el Asado, el Capeletis a la Caruso, el Chivito, la MIlanesa a la Napolitana y los churros con dulce de leche. Puedo decir que estoy completamente enamorado de Punta del Este y Uruguay en general. Animo a todos los que puedan a visitar Uruguay y específicamente, Punta del Este. ¡No se arrepentirán!
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