Tuve un sueño, tengo que contar un cuento para salvar mi vida. Como Sherazade, le narra cuentos al sultán persa, para prologar su muerte.Yo les relato a ustedes. Hoy narro mi primera historia, mañana mil más.
Soñé mi genealogía familiar, mis antepasados eran mercaderes; gemas de cristal, sedas de fibra natural y fragancias sugestivas, eran los productos que comercializaban por todo África y Oriente.
Ya no tengo ninguna duda al respecto. Mi anatomía política es árabe. Mi cara es angulosa, de rasgos filosos como mis ideas. Mi nariz es prominente y mis ojos de color amarillento, cual granos del desierto saudito.
Nosotros, los hombres y mujeres de piel olivácea, pestañas espesas y cejas pobladas, creamos la rueda, el álgebra y la literatura. Ustedes, malditos borbones, solo escupieron sus estigmas sobre nuestros cuerpos.
¡Sí, soy yo y todos mis hermanos acribillados por el fuego anglo-sionista! La sangre derramada no será negociada. Malditos cobardes de tez blanca y cabellos endebles, el filo de mi sable curvo caerá como un relámpago sobre sus cogotes de gallinas.
Ya comenzó a cabalgar mi “jineta” sobre las olas negras azabaches de mi frondosa cabellera. Tendré que interrumpir mi relato y llenar mi cama de arena, así podré saciar su apetito voraz de fuego ¡Oh Alá!
Continuará...
Mauro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario