La fuente. Marcel Duchamp. |
Nunca me
voy a olvidar cuando la ex bailarina Eleonora Cassano, que oficiaba de
conductora televisiva en la fiesta del Bicentenario argentino en el teatro
Colón, dijo: “Estaría bueno que al Colón venga todo el mundo, o sea todos,
hasta los taxistas, ¿No?...” (Sic). En ese momento no supe comprender bien
porque me molestaba tanto esa frase de Eleonora Cassano, pero con los años,
gracias a la lectura de la obra del sociólogo Pierre Bourdie, pude
comprenderlo.
Lo que más me molestó fue, en primer lugar, que mi
padre era taxista. Pero sobre todo me ofendió, la violencia simbólica que
encerraba esa frase hacia las clases populares: “Estaría bueno que venga todo
el mundo, hasta los taxistas”. Como si visitar el teatro Colón,
puesto que su visita era gratuita, los únicos excluidos fueran los que se
excluyen a sí mismos. Como si el hecho de no acceder a los bienes simbólicos
culturales, fuera el resultado de la poca voluntad que tienen los trabajadores
de ir al teatro o al museo, en este caso específico: los taxistas. Para
terminar con este tema, hacer referencias a las “necesidades culturales” como
si fuesen “necesidades primarias” es muy sonso, es como esconder debajo de la
alfombra la verdadera desigualdad frente a las obras culturales, el producto de
una educación, o mejor dicho, el “habitus” de clase, diría
Bordieu.
Hablando de sonseras, seguramente ya
escucharon o leyeron hasta el hartazgo, el mote de “literatura del conurbano”.
El sábado estaba escuchando la sección de literatura de la escritora Claudia
Piñeyro, en el programa de radio de María O´Donell, que hablaban del pequeño
boom editorial, o algo sí, de escritores del conurbano y mencionaban la novela
“Cometierra” de Dolores Reyes, “Kriptonita” de Leonardo Oyola y… no sé cual
más.
Bourdieu tiene un libro que es esclarecedor,
nos permite comprender diversos fenómenos sociales ligados a la producción y
consumo de bienes simbólicos. El libro se llama: “El sentido social del gusto”,
se los recomiendo, sobre todo, a las personas que se realizan las siguientes
preguntas: ¿Quién es un escritor o escritora? ¿Quién hace a un escritor/a/e?
¿El arte puede enseñarse? Y otras preguntas por el estilo. A mí este libro, me
permitió entender, entre otras cosas, que el mundillo de la Literatura obedece
sus propias leyes. Quiero decir, en este mundillo, hay distintos escritores que
realizan apuestas, estrategias, hay relaciones de fuerza, luchas, alianzas y
capital simbólico acumulado. ¿Qué quiere decir Bourdie con capital simbólico
acumulado? Hace referencia a les “escritores célebres”, les
escritores “reconocidos”, “premiados”, les escritores que alcanzaron
a tocar con la punta de los dedos el capital simbólico.
Abro un paréntesis, hablando de
escritores premiados en concursos literarios: ¿Alguna vez llegaron a la
siguiente reflexión? Que la lista de escritores premiados en un concurso,
obviamente, se decide eligiendo quiénes serán los jueces; y peor aún, la
elección de los jueces, lo decide una sola persona, la persona que organiza el
concurso, que generalmente es dueño de una fundación o editorial. Después se
quejan del despotismo del poder judicial, bah, no sean hipócritas... Perdonen
la digresión, pero era algo que quería decir, lo tenía atragantado.
¿En qué estábamos? Ah, ya sé, estábamos
hablando de escritores célebres, de Claudia Piñeyro por ejemplo, que escribió
una novela que fue bestseller “Las viudas de los jueves”, estábamos hablando
que esta escritora “célebre”, recomendaba escritores del conurbano: Leonardo
Oyola, Gabriela Cámara, etc… Como si el conurbano fuera algo tan fácil de
encerrar o catalogar, como sí un escritor en el Barrio Esperanza de Ingeniero
Budge, tuviera las mismas condiciones sociales de existencia, que un escritor
del country Saint Thomas en Canning.
Pero no me quiero dispersar, ese es otro
tema, vuelvo agarrar las herramientas que me prestó Pierre Bourdieu y me
concentro en mi tarea. Les escritores que detentan el capital simbólico, diría
nuestro amigo el gordo Pierre, pueden producir efectos simbólicos, pero también
efectos económicos. ¿Qué quería decir Bourdieu con esto? Que los agentes
culturales hegemónicos, llámese escritores célebres, periodistas, críticos
literarios, agentes editoriales, referentes culturales, otros. Tienen una
etiquetadora manual de precios, sí, como lo leyeron, cual repositores de
supermercados, pero en vez de ponerle el precio a la yerba, leche, huevos,
estos vástagos de los círculos literarios privilegiados, se lo ponen a las
novelas, cuentos, poemas.
Yo tuve la posibilidad de leer a estos
nuevos escritores de la “Literatura del conurbano”. Más allá que con algunos me
enganché más que con otros (“Cometierra” la leí en una
semana. La autora describe a la protagonista "Cometierra" de una manera magistral). Sin embargo, todes estos escritores que escriben muy bien (sobretodo Dolores Reyes), tienen algo
en común, sus personajes reproducen sus condiciones de dominados, de
explotados, sus estigmas, como si fueran meros sujetos sociales oprimidos, a
los cuales, nunca se les ocurre idear lazos de solidaridad, ni de resistencia colectiva. Todas sus carencias, estos personajes intentan resolverlas de manera mágica o clandestina. Casi todos consumen drogas, todos se relacionan con sus vecinos
violentamente, a cuchillazos, a botellazos, a patadas limpias. Todos cometen
hechos delictivos o son cómplices de delincuentes. Muchos se tienen que exiliar
del barrio, porque los buscan. Algunas veces, los protagonistas cuentan con
cualidades sobrenaturales, pero no deja de ser un poder individual, cual
superhéroe del conurbano. La típica historia marginal, que le gusta contar una
y otra vez a la clase social hegemónica sobre la cultura popular. El mismo
mensaje re contra archí híper conocido, que vienen difundiendo sobre las clases
populares hace tiempo.
No creo que haga falta agregar mucho más
sobre este tema, si vieron la serie de Téves ( un cliché tras otro) en Neftlix, pueden entenderme
perfectamente. Se salva uno solo y todos los demás siguen viviendo (con suerte)
en el pozo, pantano, miseria, o algún otro nombre similar, que le ponen al
barrio. La novedad es, que antes estás historias las contaban los escritores de
la clase pudiente, ahora las cuentan escritores de clases subalternas, condición
que le da más credibilidad a la obra. En realidad, los únicos que se salvan en
estas historias, son les autores de estas novelas.
Otra cosita, para ir cerrando, que la tengo
en la punta de la lengua: la próxima vez que hablen del conurbano, a vos María
O”Donell, que estás ahí porque tu papá y tu tío tienen el mismo apellido que
vos, cual familia dinástica… Si Bourdieu te hubiera conocido, te hubiese
puesto de ejemplo en cuestiones de habitus de clase, sin lugar a dudas. Quiero
decirte a vos y a todos tus colegas, antes de hablar de los ciudadanos
bonaerenses, lávense la boca primero, no olviden que potencialmente somos el
principal factor de cambio social de ésta nación.
No se olviden, somos un tercio del total de
la población argentina, que está en movimiento…
Bibliografía:
Pierre, Bourdieu. (2010). El sentido social del gusto. Elementos para una sociología de la cultura. México. Siglo Xxi Editores.
5 comentarios:
Llegué acá después de leer un ensayo en Revista Anfibia. Abajo, en la sección de comentarios, respondías a un tipo que entrara a este "blog cualquiera" y exclamaste para el resto un "no se lo pierdan!". Gracias por el énfasis que pusiste en esas últimas palabras, aquí me tienes leyendo encantado este "blog cualquiera".
Saludos desde Chile.
Muchas gracias Leonardo! Gracias por tu palabras de aliento! saludos desde Buenos Aires!
hola, volvi por la revista anfibia, volvi por que hace mucho tiempo los estuve leyendo, al volver me puso feliz saber que siguen escribiendo textos tan lindos como este. saludos virtules y contento con el nuevo encuentro. juan cruz de monte grande
Hola russo, no sabes como me acuerdo de vos. Tantos recuerdos lindos. Dicen que los amigos son aquellas personas, que a pesar de no verlos por mucho tiempo, uno lo tiene presente siempre! Ojala que estés bien ruso, vos y tu familia.te mando un abrazo enorme. Mauro
Gracias por haber sido siempre tan generoso y tan hermoso en el mas amplio sentido de la palabra.
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