miércoles, 29 de enero de 2014

Diario de viaje a Bolivia

La ciudad de Villazón
Domingo 12 de enero 2014.
Partimos 14.15 hs rumbo al Aeroparque Jorge Newery. El colectivo línea 37 no tuvo inconvenientes en llegar a destino en un tiempo estimado de setenta minutos.  La ciudad de Buenos Aires estaba semivacía, producto del día no laborable y el éxodo vacacional. Sin embargo, a la altura de la Facultad de Ingeniería, sobre la calle Las Heras, el bondi se llenó de jóvenes jocosos y granulientos, Harry Postre era uno de ellos. Llevaba anteojos de marco negro que tenían los cristales empañados, no paraba de reírse, beber cerveza impúnemente y eructar como un maldito cerdo.
17.40 hs. Vuelo.
"Benvenuti nel fantastico mondo di in-flight entertaiment and comunication. Ciaguramos difarni transcorrerem volo divertense e piacevolle" anunciaba el monitor del avión Embraer de Austral.
El avión era pequeño, pero cómodo. Contaba con una pantalla  y auriculares en el respaldo de los asientos.  Tenía dos hileras con dos asientos cada una, separadas por un pasillo milimétricamente ajustado al carrito inefable de las bebidas. Los aviones tienen algo de la casita de Barbie, con sus compartimentos mínimos y secretos y sus ilustraciones de Playmóvil. Yo viajaba con Camilo,  Grisel viajaba con Cielo. El vuelo fue sumamente agradable. Anita Cielo alternaba la mirada entre la ventanilla y la pantallita donde se reproducían videos de Violeta. El cielo se avistaba desde arriba como un colchón  de nubes esponjosas.  Viajar desde Buenos Aires  a la ciudad de Salta duró casi el mismo tiempo que tardamos en colectivo, de la ciudad de Lanús a Aeroparque. 

23.15 hs. Salta.
 Acabamos de comer empanadas salteñas y un calzone con los chicos en una pizzería que se llama "La Torre de Pizza". Estamos exhaustos, esperamos la confirmación de los pasajes a la Quiaca. El micro parté a las 0hs., estamos en lista de espera. Esperamos poder viajar y dormir.

"Estoy contenta, nerviosa y cansada" Grisel.
Camilo lee Harry Potter " El cáliz de Fuego", la saga de Harry Potter tiene más páginas que "Ana Karerina" y "La Guerra y la paz",  juntos.

Lunes 13 de enero 2014. 13.30 hs. La Quiaca.
Cielo sufre el mal de Soroche. Camilo quiere dormir todo el día. Grisel y yo estamos mareados, no nos aclimatamos todavía. La altura nos pegó una piña en la boca del estómago y hace tambalear todos nuestros sueños de recorrer el país andino. La Quiaca parece la frontera mexicana de las películas, sin gracia y peligrosamente calma. Nos cruzamos con uno de los primeros agoreros fanáticos religiosos que vamos a encontrar en el camino. Hablan mestizo y mencionan mucho a Yaveé, dan un poco de miedo.

14.30 hs. Llegamos a un una fontina popular. Pedimos lomo de frontera, previa ensalada de pepinos, lechuga y arroz partido y seco. Creo que necesito vino tinto y mucha coca, la mejor combinación para combatir el mal de soroche.

Martes 14 de enero 2014.
Nos levantamos a las siete de la mañana. Cargamos los bolsos y nos dirigimos a cruzar la frontera. Nos demoraron dos horas en cruzar a Bolivia. Los que nos permitió observar las distintas modalidades de ganar dinero que se generan en una zona limítrofe. Los camioneros prefieren pagar una cometa a los paisanos y cholas para pasar la mercadería a Villazón, que pagar un alto impuesto aduanero. Allí van las cholas con sus guagas a cuestas, cargando  pesados carros de mercadería, cruzando cladenstinamente la frontera. Tracción a sangre.
Villazón es un pueblo mucho más colorido y popular que la Quiaca. En Villazón hay casas de cambio cada cincuenta metros, puestos callejeros, Bancos Financieros, baños rentados, cine, teatro, plazas públicas y hoteles.
Un peso boliviano equivale a 0.65 centavos argentinos. Por suerte, contamos con algunos dólares que valen más que todo el oro del Perú, como diría  Joaquin Sabina. Igual en Villazón todavía se compra y se vende discrecionalmente en las dos monedas. Quemamos nuestros últimos pesos en chucherías como  si nos hubieramos encontrado plata en el patio de la escuela.
Después de comprar agua caliente para el mate, nos subimos a una camioneta Nissan que nos llevó en tres horas a la ciudad de Potosi: la ciudad más antigua de América del Sur.
Travel: te vas adentrando en las montañas, habituándote a la arenilla amarilla, al horizonte celeste y caliente, a las casitas bajas de adobe que parecen suspendidas en los lugares más inhóspitos y por suerte tenemos una compañera de viaje boliviana que tiene ganas de darnos la bienvenida con charla amable. Compartimos queso de cabra y llenamos la Van de miguitas de pan
"Evidentemente, Mamani y Quispe no pararon de coger", Mauro.
Compré un libro, se llama "Chasqui Fulero." El autor se llama Víctor Hugo Viscarra. Es una mezcla literaria de escepticismo, chicha y papines. Viscarra es el pitufo gruñón de Bolivia. Aquí algunas frases célebres del escritor andino:
Noche en Potosí

"Bendeciré a Dios por su magnánima indiferencia, y a ustedes, los mandaré a la mismísima mierda"
"Ya comenzaba a clarear en esa patraña que llaman horizonte..."
"Invítame, pues, compadre, un ch'ocko de chicha".
El problema es que se enrosca demasiado con temas como la virginidad y el casamiento, que te llevan a la década del treinta ,sin solución de continuidad, y que te importan tres pitos. En un punto, todos sabemos, que la moral nunca fue un verdadero problema, si tenías demasiadas ganas de hacer algo. Medio que no le creo.
Comentario al margen: Radio Panamericana es nuestra compañera de ruta. Es una radio de la Ciudad de Sucre, pero la emisora llega hasta Potosí. El MAS (Movimiento al Socialismo) es la vanguardia política de Bolivia, sería como el partido Bolchevique de la Revolución Rusa, salvando las distancias políticas e históricas, obvio. Evo Morales es el líder de este proceso de cambio al Socialismo que atraviesa de norte a sur este país. Ya se ven los logros sociales del gobierno de Evo: las ciudades estan limpias, la economia doméstica es fuerte, el Estado está presente como algo identitario en las personas. Aunque vale decir que también  existen muchisimas costumbres y hábitos que atrasan un siglo : trabajo infantil, machismo, informalidad laboral, trata de personas, etc... Es difícil conseguir agua para el termo y te la venden hervida. Los mates son cortitos en Bolivia.
" Cuando sale el sol, no se abre la flor en Bolivia" Cielo.
Cielo está encantada con los mercados y con casi todo. Camilo pone cara de "donde me trajeron, no tengo señal, pará, ahí tengo..."
Nos cruzamos a un alemán perdido en Potosí, nos pregunta: - ¿Dónde queda Yuyuy?- Nos costó reponernos del ataque de risa y contestarle seriamente.
"No hay nada que hacer al respecto. El arroz preparado por los bolivianos es horrible", Mauro.

Es temporada estival, en Bolivia llueve prácticamente todos los días. Camilo se resguarda de una tormenta, bajo el toldo de una pollería, un mocito se le acerca y le pregunta: - ¿Sos gaucho, no?- - Si, soy de Buenos Aires- contestó a secas Camilo. - ¿Querés marihuana? le preguntó sin demasiados tapujos. Camilo se sonrió, como diciendo: no puedo, estoy con mis padres.
Miércoles 15 de enero del 2014.
El Potosí es un cerro puntiagudo y colorado que manda en toda esta ciudad de luces de arbolito de navidad.
A las 10.00 am tuvimos que retirarnos de la habitación que nos hospedábamos. Anduvimos vagando por el centro de Potosí. El día era gris, frío y lluvioso. Camilo no para de comportarse como un adolescente imberbe. Dejó sin luz a una confitería al conectar el cargador de su celular. Fue un momento tenso. Terminamos de tomar el café y nos retiramos solapadamente. La unidad latinoamericana debería incluir normas homólogas de tensión eléctrica, sin ninguna duda. Una asignatura pendiente de la década ganada.
Camilo nunca se rectifica de las cagadas que comete. El concepto de autocrítica para él es tan inexistente como el concepto de agua caliente en Bolivia.
Bebés españoles momificados en el Museo de la Moneda

15.30 La Casa de la Moneda.
Recorrimos el museo de la Casa de la Moneda con un guía boliviano que se expresaba  de manera elocuente y era bastante celoso de cuidar las reproducciones fotográficas que no habían abonado la correspondiente cuota de veinte bolivianos. Nos contó parte de la historía del Virreynato español. La historia del saqueo que ya conocemos. El cerro Potosí proveía de oro y plata a España y a las Provincias Unidas del Río de la Plata, durante todo el Virreynato Español.
Estuvimos recorriendo el museo de metales, Cielo descubrió una muela de dinosaurio. Luego, en el museo de artesanías,  vimos a un Cristo con pollera de Chola crucificado. "¡Qué gracioso!" dijo Gripi. 
Los museos históricos son como figuritas troqueladas de Billiken y el albún lo completás a la salida.
El mercado de Potosí es como Saigón, apocalíptico y húmedo. Me compro una campera marrón pensando que era verde, el abrigo está forrado en un plush tipo peluche y me siento protegida por un oso.
Lo más impresionante de todo fueron los bebés españoles momificados, se encuentran en el museo arqueológico. Cielo se entusiasmó tanto al verlos. -¿Dónde están los zombies? ¿Dónde están los zombies?- preguntaba una y otra vez.
Mascarón de La Casa de la Moneda

Al terminar el recorrido del museo, vimos el famoso mascarón de La Casa de La Moneda. Muchos dicen que la cara de este personaje representa la abundancia del cerro, (oro, mica, coca, etc.). Otros, en cambio, dicen que es la cara de un capatáz  de las minas del cerro. Sin embargo, para mi y para Griselda, el mascarón representa  la locura y la fiebre del oro.
Ciudad de La Paz


Jueves 16 de enero 2014. La Paz.
Llegamos muertos de frío y hambre a la Paz, soportamos un viaje sumamente incómodo que duró casí once horas, con una gota china sobre la frente de Mauro y una angustia miedosa, en mi caso que me dejó descansar tan sólo once minutos en toda la travesía. El micro  se llovía por dentro y no tenía siquiera un retrete para orinar. No tenemos el abrigo necesario. En la Paz hace más frío que en Usuahia. El baño de mujeres se asemeja a una tienda de campaña africana, con los tachos de agua y el piso inundado. Hago pis haciendo equilibrio con la mochila violeta para no irme al carajo. El sistema cloacal boliviano empieza a hincharme las pelotas. Ahora vamos a informarnos a una oficina turística y luego iremos a buscar un lugar donde poder hospedarnos. Terminamos en el lugar más sospechoso y con la mejor vista de La Paz que se pueda imaginar. No hay rosas sin espinas.
La Iglesia de La Paz es más ostentosa que el propio Vaticano. Esta cargada de todo el oro del Perú. " Qué absurdo que la parroquia se llame San Francisco de Asís" comentó Gripi, mientras sacaba una foto al Jesús de la Paciencia.
Le enseñó a Cielo a hacerse la señal de la cruz. No estoy pensando en hacerla rendir catecismo, quiero que aprenda a saludar a las personas como corresponde.
Nos cruzamos a un alemán que se comió una pizza él sólo. El Euro rinde más que la hoja de Coca. Y las fronteras de uno se desdibujan cuando estamos lejos de casa.
Recorrimos el Mercado de Brujos y vimos muñecas indígenas, ekekos viciosos, y máscaras de carnaval que daban más miedo que la idea de Massa presidente.
" Las Monsters High comen verdura", Ana Cielo.
"No se puede dormir en este país",Camilo.
En nuestra familia, Camilo es el bastión del Occidente.
Las muñecas de Cielo

Cielo se pasea por las calles de La Paz con su muñeca cholita Aikira y las cholas le sonríen al pasar. El círculo de la vida.
Viernes 17 de enero 2014.
La Paz-Copacabana.
Viajamos desde el cementerio de La Paz hacia Copacabana. Hay una parte del trayecto (la cual desconocíamos), que se debe cruzar el lago para seguir camino a Copacabana. El pueblo de transbordo se llama Tikina, el micro lo cruzan en una especie de barcaza y a las personas las cruzan en lancha. La cosa es que cuando debíamos arribar al micro nuevamente del otro lado, éste ya se había marchado. ¡Nuestras mochilas y pertenencias estaban en nuestro micro desertor! Estabamos fritos como las truchas de los puestos callejeros.
Primera disgresión: en Tikina se venden los maníes más salados y más grandes de todo el mundo. Téngalo en cuenta para la próxima picada. Cuestión, estabamos varados y sin mochilas, que como todo el mundo sabe, estando en viaje, es el propio hogar de uno, como diría Atahualpa.
Un poco a la fuerza nos subímos al micro de otra línea, nuestro objetivo inmediato era ver si al llegar a Copacabana interceptábamos a nuestro bus fugitivo.
Segunda disgresión: viajar en la escalera del micro frente a un ventanal vidriado, fue un regalo inesperado de la mala suerte para Cielo y para mí. Grisel.
Cuando llegamos, peleamos con el chofer que nos quería birlar treinta bolivianos. Tuvimos una discusión profunda sobre la mezquindad y la patria grande de Bolívar, que obviamente no llegó a ningún lado. Luego, tuvimos un intercambio desagradable con el chofer del Bus fugitivo, que intentó darnos una lección sobre puntualidad antes de entregarnos nuestras pertenencias.
Todo de mal en peor:
A las puteadas empezamos la búsqueda de alojamiento. Mauro y Camilo pelearon. Fue un momento triste. Estábamos todos muy nerviosos. Nos sale todo mal si nos peleamos entre nosotros. Mauro tiene que aprender a controlar sus impulsos. Camilo tiene que ser menos desafiante, y yo tengo que imponer más mi autoridad sin enojarme, y por último, la wawita tiene que aprender ser menos gritona. Tenemos tanto que aprender que tendríamos que viajar a la China para lograrlo. Sin embargo, estamos frente al lago más grande del mundo, con un agua transparente, helada y verdosa, con la superficie de papel glasé plateado.
Sábado 18 de enero 2014.
playa de Copacabana

Amaneció con lluvia en Copacabana. Camilo durmió hasta el mediodía. Cielo, Griselda y quién les escribe, nos despertamos a las siete y media de la mañana. Tomamos mate de coca. Cerca de las once de la mañana fuimos al mercado; compramos: cebollas, papines, choclo, tomate y palta. Cocinamos en la cocina del Hostel. Esto permitió abaratar los costos. Ayer comimos trucha a la matequilla con Grisel -un manjar-. Casi nos sacan un  ojo de la cara. El peso argento esta muy devaluado. El wifi no aparece por ningún lado, tecnología es abrir una cerveza con el encendedor o la rueda, ponéle. No vamos a preocuparnos, el medio de comunicación masivo del futuro es la telepatía chicos.
Copacabana. 22.10 hs.
Vacaciones Nerds: Camilo repasa la saga completa de Harry Potter. Llegamos a la siguiente reflexión: Harry puede trascender como mago, porque se nutre del alma de su enemigo "Lord Voldemort".
Noche cashengue. A las once aproximadamente nuestros anfitriones tienen una gresca familiar que avivada por el vino malo que acompaña a los locales, se transforma en una novela colosal. Pegó un respingo en la cama cuando oigo el llanto de las criaturas, pero por suerte pasa rápido. "Somos lo más visitante que hay...", avisa Mauro. Como si no lo supiéramos. Todos cerramos los ojos  con la siguiente frase: "Andá a dormir, por favor, andate a dormir..."
Chicas en la Isla del Sol

Domingo 19 de enero 2014.
Partimos a las ocho y media de la mañana en lancha a Isla del Sol. Llegamos a las once.
Cuestión: no es que la comida boliviana sea imposible, pero macho, no podés clavarte tres salteñas fritas si sos gringo, antes de subir a un barco, básico. 
El lanchón que nos trasladó estaba atiborrados de turistas. La Isla es un pequeño paraíso terrenal: la arena blanca, los cerros escalonados, el lago más precioso que el mar. Sacamos cuentas y concluimos que tenemos que pegar la vuelta. Como dice cualquier escalador de montaña, la bajada es tan importante como la subida. Nos preparamos para ver la cima.
Nos hospedamos en una habitación de una posada e inmediatamente nos fuimos a la playa. El sol estaba a pleno, el cielo diáfano y la temperatura del agua helada ¿Quién le pone cubitos al lago?
Javier, niño oriundo de la Isla, se puso armar castillos de arena con Cielo. Nos contó que en invierno hace mucho frío, señaló con el índice la cima del cerro, donde se vislumbra  la escuela del pueblo. Su familia vive de la pesca de trucha, carachi e ispi. Cuando se esconde el sol, se embarcan en un bote y van de pesca. La playa es de postal y ya nadie piensa que está lejos de casa, estamos en un bote de arena y nos dejamos hamacar como si tuviéramos tres años.
Camilo la rompió jugando al fútbol y se hizo amigo de los mochileros que le decían Justin Bieber. Durmió como un angelito que se dió el gusto.
La primer noche no hubo luz y aguantamos a base de salchipapas la jornada. En la Isla del Sol se duerme lindo, se duerme profundo. 
Hippie chic.
-¿Qué música y que video querés ver antes de morir?- preguntó el doctor de la clinica. -La quinta sinfonía de Bethoven y un video de polícias golpeando hippies-, contesta Abraham Simpson en su muerte asistida, que luego se interrumpe por un corte de luz.
En la Isla del Sol hay un montón de jóvenes de clase media que no poseen preocupaciones reales. La mayoría de ellos son argentinos. Acampan en la playa, tocan la guitarra y cantan canciones de Jaime Ross. Evidentemente no podemos contar con estas personas para hacer una América Latina socialista y próspera, pero si para pasar unas vacaciones amables. Por lo pronto, yo no logro escapar de mi diálogo interno. Sigo siendo un neurótico hasta en este paraíso terrenal boliviano.
En cada habitación que nos alojamos en Bolivia la ausencia de decoración es notable, pero nunca faltó un cuadro con una escena bucólica. La representación de jardines de Babilonia y cascadas rebozantes de flores no faltó ni en la habitación más miserable. Bolivia tiene paisajes tremendamente imponentes y exuberantes ¿Por qué representar esa falacia de la isla de la fantasía? A veces la belleza nos vuelve ciegos. La realidad no entra en el cuenco de nuestros ojos, nos desborda y terminamos buscando más el recreo, que la vida. 
21 de enero, 10:35hs. AM.
Regresamos a Copacabana. Los dos días que pasamos en la Isla del Sol fueron sublimes. Nos bañamos en el lago, hicimos una excursión a pie para explorar la isla, jugamos balón pie. Tomamos cerveza natural, comimos trucha a la diblada, al limón, al ajo, frita y a la plancha. Ayer a la noche nos pudimos despegar de los niños con Grisel y fuimos  comer a una posada. Bebimos dos botellas de vino boliviano, exquisito. Y cantamos con un cordobés canciones de Charly, Zitarrosa y Andrés Calamaro. El dueño de la fonda levantaba las mesas un poco ansioso por la duración de la velada. Le lloramos como chicos. Estando afuera, cualquier frazada es hogar de perro. 
El dueño de la fonda dijo que los bolivianos no tocan la guitarra. A pesar de ser dos países limítrofes, Bolivia y Argentina son bien distintos. El boliviano parece comerciante por naturaleza, ellos no parecen comprender el concepto de ocio, las rutinas pesan como piedras de la montaña y nadie parece distraerse en el camino. 
En la playa un pibe hacía malabares fluorescentes. Apenas nos acostamos agotados, mientras se largaba la lluviecita tradicional isleña, cayó un estruendoso rayo en la montaña. Nos sentimos a salvo bajo las pesadas cobijas de lana bolivianas.
En las familias bolivianas trabajan todos y el gran protagonista en toda la rutina familiar es el   trabajo. Desde el más pequeñito al más grande tiene en claro esto y nadie parece preguntarse nada ¿Será tan así? Antes de subir al barquito de vuelta hablamos con un chico qu cuidaba el baño público. Un jovencito que se establecía de modo permanente en La Paz para estudiar Ciencias de la Educación. Charlamos brevemente, pero algo quedo titilando en mi cabeza. "Soy boliviano, nacido en la Isla del Sol". El brillo es algo que se reparte democráticamente a lo largo de todo el mundo. ¿La identidad es algo que nos dan y que inventamos, no?. Y algunos en ese camino peleamos un poco y también aflojamos. Nadie la tiene fácil. Pienso que con el tiempo la sociedad patriarcal inevitablemente va a transformarse, se resquebraja por todos lados, no hay cartón que la sostenga frente al tiempo a la estructura de un solo jefe. Pero cada uno lo va a lograr a su manera y va a tener que matar sus propios fantasmas.
22 de enero del 2014.
Nos trasladamos en ómnibus desde Copacabana hacia la ciudad de La Paz. Conociendo la ruta todo es más relajado y las tutucas de Tikina son más grandes, para felicidad de Cielo. Hoy en Bolivia es feriado, se conmemora el cuarto aniversario del Estado Plurinacional. Nos enteramos del suceso en el bus. Al llegar a La Paz nos hospedamos en un hostal que se parece a la vecindad de "El Chavo" y que cariñosamente se llama "Tumi". La habitación es antigua, tiene un baño más grande que el de casa y por primera vez el agua de la ducha está algo tibia. Nos sentimos mimados. La programación vía cable nos obsequia "Volver al futuro II", "Harry Potter V" y el desfile de etnias por el cuarto aniversario del estado Prurinacional, que transmitía la TV boliviana. Nos cebamos de lationamericanismo y nos mandamos al acto. Al llegar nos malentonamos con un anticucho boliviano, (carne de corazón prendida fuego con unas papas adobadas), que me deja fuera de la cancha a los cinco minutos. Me encanta corroborar que mis fobias tienen su sustento y me prometo a mi misma nunca más desconfiar de mis instintos. Los chicos se preocupan mucho, pero volvemos a salvo al hotelito sin que nos tenga que auxiliar la Cruz Roja, mañana estamos en Salta me digo para mis adentros y sueño con los ídolos del mercado de brujos en el cual me perdí esa tarde.  
23 de enero del 2014.

Viajamos en avión desde La Paz hacia la ciudad de Tarija. Llegamos al mediodía. El viaje en avión duró tres horas apróximadamente, haciendo transbordo en Cochabamba. Desde la tierra y desde el cielo Bolivia está llena de montañas que la repletan. 
En Tarija, ciudad calurosa e invisible, nos tomamos un bondi hasta la terminal de ómnibus. Preferimos una rápida combi hasta Bermejo, ciudad limítrofe con la Argentina. La combi vuela, tarda dos horas y cuarenta minutos en hacer un camino imposible. Plagado de curvas y túneles peligrosos. A los costados del camino se ven las montañas del estado de Padcaya. El chofer conduce de manera imprudente, no respeta la doble linea amarilla. Yo estoy con círculos, como dice cielo. Grisel me consuela, tomándome de la mano.
Al fin y al cabo, llegamos a Bermejo, el chofer nos arrojó del auto como si sacara un muerto del baúl y se marchó zumbando. Caminamos un kilómetro hasta la frontera con un sol agobiante quemando sobre nuestras cabezas. El río Bermejo tiene el color de la leche chocolatada de las escuelas públicas un 25 de Mayo, marrón clarito. Transmite más calor que otra cosa y corre amenazante por debajo del puente fronterizo. Mauro es el único que mantiene el espíritu en alto e intenta un documental con la cámara, el paraje es desértico. El control de Gendarmería y Migraciones están separados por un kilómetro de arenas calientes. Caprichos de la geografía argenta. Nos zambullimos en un taxi viejo que promete dejarnos del otro lado. No tuvimos inconvenientes con la documentación en Migraciones. Teóricamente, llegamos a casa.
Puente Bermejo-Aguas Blancas

Aguas Blancas. 17.30 hs. Tomamos un micro con destino la ciudad de Salta. El viaje duró siete largas horas,pero volvimos a los buses con baño y aire acondicionado. Estamos feos, sucios y malos. Mañana, si tenemos suerte, llegamos a Escalada. Hogar, dulce hogar.
24 de enero. Vuelo Salta- Buenos Aires.
Life vest under your seat. Fasten seat belt while beates. 
El Boing 737 de Aerolíneas Argentinas sobrevuela con turbulencias la tormenta, pero se estabiliza llegando a la ciudad de la furia. La ciudad por la noche, desde el aire, te atraviesa como si pincharas una salchicha. Otra vez más en tierra firme. Caminamos satisfechos hasta la parada del bondi. El colectivo Linea 37 nos pasea placenteramente por la ciudad. No hay nada más bonito que Buenos Aires un viernes a la una de la mañana.